domingo, 24 de julio de 2016

El museo de Bellas Artes de Sevilla


Aprovechando que visitamos el Museo de Bellas Artes para ver la exposición de Pacheco, tomamos diversas fotografías que exponemos ahora, acompañándolas de textos de la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.



















El Antiguo Convento de la Merced, actual sede del Museo de Bellas Artes, ocupaba una considerable manzana en el casco histórico de la ciudad. Esta manzana lindaba al norte con la calle Armas -actual Alfonso XII- al este con la angosta calle de los Pasos (llamada desde fines del siglo XVII del Sacramento), actualmente formada por las calles Rafael Calvo, Miguel de Carvajal, al este con la plaza del Museo y al sur daba a la calle Bailén, que era por donde se accedía al antiguo convento medieval. 
Su construcción comenzó en 1602 y se ejecutó en estilo barroco sevillano. El convento se articula en tomo a varios claustros con una escalera imperial que articula los tres principales " llamados Claustro Grande, de los Bojes y del Aljibe - , en torno a los que se sitúan las estancias fundamentales del edificio, ahora convertidas en las salas del Museo, y que junto con la iglesia constituyen los elementos más destacados de la Merced.

El claustro Grande o principal queda adosado al lado derecho de la iglesia con la que comunicaba a través de dos accesos, por crucero y por el coro bajo. Paralelo a éste se levanta el claustro de los Bojes, también llamado del Refectorio por comunicar su pared sur con esta dependencia. Un tercer patio, el del Aljibe, por el que actualmente se accede al Museo, era primitivamente el más doméstico, y daba paso a su izquierda a otros patios hoy desaparecidos.
Hay un cuarto patio de pequeñas dimensiones con columnas, llamado de las Academias, que es el centro de un sector adyacente a la zona de entrada, y que antaño fuera ocupado por las academias sevillanas. 


El Claustro Grande fue trazado por Juan de Oviedo, y transformado en su piso alto por Leonardo de Figueroa en 1724. Era el centro de la vida cotidiana de la comunidad y es el más amplio del monasterio, de 22 por 24 metros de lado, con un desarrollo de cinco por seis intercolumnios. El cuerpo inferior está formado por arcos de medio punto sobre columnas pareadas de mármol que descansan sobre un zócalo corrido cubierto por paneles cerámicos, en el que se abren algunos huecos.
La segunda planta, reformada por Figueroa, es de ladrillo, con balcones separados por pilastras jónicas pareadas avitoladas; los vanos se enmarcan con molduras de filetes rectilíneos de color almagra. Destaca en el conjunto el contraste entre los paramentos blancos y las pilastras rojizas y el almagra de los festones rectilíneos.
El Claustro de los Bojes fue diseñado por Juan de Oviedo y construido hacia 1612, siendo el único que conserva la traza íntegra de este arquitecto. Se conoce también como del Refectorio por comunicarse en su lado sur con esta dependencia.
 






Su planta es rectangular y algo irregular, de 12/13 metros por 19, y con un desarrollo de cinco por siete intercolumnios, y consta de dos plantas. En la planta inferior encontramos esbeltas columnas toscanas de mármol blanco, con cimacios sobre los que descansan arcos de medio punto. El segundo piso se levanta sobre un entablamento con friso de casetones y ménsula, y está formado por tres balcones adinteladados en cada lado del patio, coronados por frontones triangulares y curvos desventrados, con gran ménsula en el tímpano; y paneles lisos a modo de vano ciego "que albergaban pinturas hoy desaparecidas - con cartela y ménsulas en su parte superior.

El Claustro del Aljibe es el más pequeño y doméstico de los

patios del convento, toma el nombre del aljibe que tiene en su centro, y antaño daba paso a la zona del noviciado. En la actualidad se accede por él al Museo, comunicándose a la derecha con el claustro Grande y a la izquierda con el de los Bojes, formando un triángulo en cuyo centro se levanta una espléndida escalera imperial.

Su planta es irregular, ligeramente trapezoidal, y de pequeñas dimensiones: 9/10 por 12/9 metros, que desarrolla cuatro por cinco/cuatro intercolumnios. El alzado es de tres plantas, alternándose dos de carácter abierto, primera y tercera planta, con otra de carácter más cerrado, la segunda. El primer piso se ordena con columnas de mármol sobre las que apoyan arcos de medio punto, el intermedio es de muro con ventanas enmarcadas con orejas, separadas unas de otras por pilastras planas, y el tercer piso vuelve a repetir la arquería de columnas. La organización del alzado de este claustro está determinado por el trazado de la escalera, que constituye el eje vertical en torno al cual se organizan los tres claustros.


La escalera, diseñada también por Juan de Oviedo, es la pieza más destacada del conjunto conventual. Su tipo corresponde al de escalera imperial, y se ubica en la intersección de los tres claustros, constituyéndose en el elemento que centraliza y organiza los recorridos del edificio.
















Se inscribe en una caja de planta cúbica, con doble arranque en sus dos tramos y cubierta con cúpula octogonal. La cúpula monta sobre trompas angulares que permiten formar pares de puntas de diamante y dobles óculos en las esquinas que iluminan el espacio y potencian la visión del mismo y la magnífica decoración manierista.


La iglesia se sitúa en el ángulo suroeste del Convento, fue ejecutada entre 1603 y 1612 según trazas del arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera. Presenta planta de cruz latina de una sola nave, cubierta con bóveda de medio cañón con arcos fajones y lunetos que voltean sobre un ancho entablamento. Los brazos del crucero son poco acusados y se cubren con bóveda de cañón, y el crucero queda bajo una bóveda semiesférica sobre pechinas. La cabecera plana da cabida al presbiterio coronado por un gran arco toral. En el último tramo de la iglesia existió un espacioso coro alto que fue derribado para ganar espacio con fines museográficos.

Una portada del último tercio del siglo XVIII, atribuida a José Álvarez, se halla en el muro izquierdo del templo, y en el muro del lado del Evangelio se abren ventanales, cuya apertura fue sufragada por el Ayuntamiento en 1914, para mejorar la iluminación de esta sala, que se iba a dedicar a albergar las pinturas de Murillo. Todos los muros de la iglesia están decoradas con pinturas del XVIII.

La iglesia de la Merced se corona por una espadaña de ladrillo visto con dos pequeños paneles de azulejos y mampostería en las jambas. Consta de dos cuerpos, el inferior tiene arco de medio punto y pilastras pareadas con capiteles toscanos, que son simples en los extremos. Sobre los dinteles aparece una decoración de paños cerámicos polícromos con el escudo de la Orden. Este cuerpo se remata en sus laterales con cartabones y pináculos sobre dados. Sobre el entablamento y la cornisa, un frontón triangular partido da paso al segundo cuerpo, compuesto por un vano flanqueado por pares de pilastras de mampostería. Unos cartabones terminados en volutas y dados con pirámides que repiten el esquema inferior, rematan lateralmente este segundo cuerpo, que finalmente se corona con un sencillo frontón curvo con pináculos sobre dados y una cruz con veleta de metal.
El antiguo Convento de la Merced era un convento de religiosos de la Orden de la Merced, de donación regia y que fue reedificado en el siglo XVII, ocupándolo la citada Orden hasta que por la exclaustración fue destinado, en 1839 al uso de Museo de Bellas Artes, convirtiéndose en la segunda pinacoteca del país, después del Museo del Prado. Aunque parcialmente transformado, la configuración actual del edificio responde en líneas generales a la renovación del convento medieval que el arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera emprendió a partir de 1.602.

domingo, 17 de julio de 2016

El monasterio de Santa Paula


Nuestra visita al monasterio de Santa Paula la hemos ilustrado con textos de la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico

El Monasterio de Santa Paula se encuentra situado en la collación de San Román, entre las calles Santa Paula, Enladrillada y Pasaje Mallol, próximo al convento de Santa Isabel, a la parroquia de San Marcos y a la de San Román, en un entramado de calles muy cercanas a la antigua calle Real hoy San Luis que comunicaba la puerta de la Macarena con los Reales Alcázares.

El monasterio de Santa Paula se encuentra situado en el extremo de una manzana de grandes dimensiones. Sus huertas ocuparon extensiones considerables en el pasado, en el lugar donde se alzaron, más tarde, las naves industriales de la calle Pasaje Mallol.


El convento fue fundado en 1475, permaneciendo en uso hasta la actualidad, por lo que conserva todos los elementos que componen un convento femenino de clausura, compás, iglesia, portería, claustros, refectorio, enfermería, cocinas, sala de profundis, huertas, etc. Desde el punto de vista volumétrico, destacan una serie de volúmenes entre el conjunto edilicio, de los que cabe destacar los tejados a dos aguas de la iglesia, a cuatro aguas de la caja de escaleras, así como la airosa espadaña que se sitúa a los pies del templo, elementos que sobresalen en altura del conjunto de casas que rodean al cenobio.






Su estructura es sumamente compleja, como resultado de las reformas que se han realizado en el transcurso de su historia. Se alternan grandes espacios vacíos que sirven de compases, patios o jardines y construcciones de gran porte, contrastando frente a fábricas de dimensión doméstica y configuración laberíntica. 

          





Al convento se accede por dos puertas, una que abre al compás de los locutorios y otra que lo hace al compás principal o de la iglesia.Entre ambas se sitúa la vivienda del capellán.La primera permite acceder a la puerta reglar, los cuartos de las hermanas porteras, la entrada al museo conventual y la capilla del Sagrado Corazón. La segunda posee una portada de principios del siglo XVI, construida con fábrica de ladrillo agramilado y presenta un arco conopial y un cuerpo único entre baquetones, rematada por una hornacina de azulejos en la que figura Santa paula abrazada a un crucifijo. Desde el compás al que da paso se accede a la iglesia y a algunas antiguas edificaciones destinadas al servicio.
















La iglesia fue construida entre 1483 y 1489. Su estructura es de cajón de nave única, cabecera plana con contrafuertes en diagonal y coros alto y bajo a los pies. El presbiterio se encuentra ligeramente elevado respecto al resto del templo. 
















El interior de la iglesia presenta la típica disposición sevillana de la nave única cubierta por artesonado mudéjar, estructura que se puede encontrar en otros cenobios locales. En cuanto a la cubrición, la cabecera presenta bóvedas nervadas de tracería gótica decoradas con pinturas murales, mientras que la nave lo hace con un magnífico artesonado de Diego López de Arenas ejecutado en 1623, con lacería, tirantes y piñas de mocárabes. Por último, en la sacristía se conserva una interesante bóveda esquifada mudéjar, montada sobre trompas.


En los muros laterales de la nave de la iglesia se distribuyen una serie de retablos embutidos en grandes vanos de medio punto, distribuyéndose en los paramentos perimetrales una rica decoración de yeserías realizadas por Diego López Bueno entre 1615-1623. A los pies de la nave se encuentran ubicados los coros alto y bajo, dependencias de gran tamaño y planta rectangular separadas en planta baja por una doble reja de hierro y el la alta por una celosía de madera distribuida entres vanos, uno central de medio punto sobre columnas y dos laterales rectangulares sobre los que se abre un óculo.







La portada de la iglesia, perteneciente al llamado estilo Reyes Católicos, se finalizó en 1504 y en ella se mezclan los estilos gótico, mudéjar y renacentista, lo que la dota de gran originalidad. 

















Fue ejecutada por el escultor Pedro Millán y el ceramista Francisco Niculoso Pisano y en ella se mezclan el ladrillo agramilado con los arcos apuntados, alfices, flameros, láureas y medallones. La portada, achaflanada y adosada al muro de la iglesia, parte de un vano apuntado abocinado, con decoración en el tímpano del arco central que porta el escudo de los Reyes Católicos. Se encuentra recorrida por baquetones góticos, enmarcado el conjunto abocinado por un gran arco apuntado cuya rosca se presenta decorada con paneles cerámicos entre los que se disponen siete tondos en relieve realizados en el mismo material. Las enjutas de este gran arco también se decoran con azulejos y relieves de ángeles con los escudos de la orden. Por último la portada se remata por un entablamento coronado por una cenefa de azulejos en tonos blancos y verdes sobre la que se distribuyen remates alternados de flameros y cabezas de querubines en torno a una cruz central.

viernes, 15 de julio de 2016

La iglesia de San Bernardo



Para conocer esta iglesia, vamos a seguir la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (las fotografías son nuestras)




La Iglesia Parroquial de San Bernardo fue construida en el lugar en que según la leyenda hubo una Ermita fundada en el siglo XIII por San Fernando y erigida en memoria de San Bernardo al haberse establecido el cerco de la ciudad el día de la fiesta del mismo. Más tarde, en 1593, en este mismo sitio se construyó una iglesia Parroquial, de mayores dimensiones, la cual hacia 1776 se encontraba en tal estado de ruina que el Cabildo eclesiástico, de quien dependía directamente su custodia y manteniendo, en concepto auxiliar de la Parroquia del Sagrario, decide hacerle una amplia reforma que encargó al maestro mayor del Arzobispado, José Álvarez. Las obras comenzaron a realizarse, sin embargo el estado del edificio debía de ser tan ruinoso, que en 1780 el mismo José Álvarez trazaba los planos de una nueva iglesia de grandes dimensiones.

Álvarez trazó la planta distribuida en tres naves sobre columnas de mármol, presentó el informe al Cabildo eclesiástico el 12 de mayo del mismo año, este lo aceptó pero sustituyendo las columnas por pilares cuadrangulares de ladrillo que es como al fin se construyó. El 19 de agosto de 1785 se bendijo solemnemente este templo, que según Sancho Corbacho, el último importante que se construye en Sevilla siguiendo las pautas del barroco característico de esta ciudad, aunque ya se aprecia una cierta influencia del neoclasicismo en el sentido de la escasez de adornos.





Desde el punto de vista volumétrico destaca la superposición característica de planos y volúmenes del siglo XVIII, donde se observan los tejados a un agua de las naves laterales, a dos aguas de la central, buhardillas de acceso y ventilación de los tejados, la cúpula del crucero y la torre, situada a los pies de la nave del Evangelio.

El templo presenta estructura barroca de la última fase con formas atemperadas por las nuevas tendencias, estableciéndose así una dualidad entre el movimiento del barroco sevillano y la sobriedad del gusto neoclásico.

La iglesia es de grandes dimensiones y presenta planta rectangular muy alargada, con cabecera plana, tres naves, crucero y coro a los pies de la nave central, sobresaliendo en altura una cruz latina. La planta es de tres naves divididas en cuatro tramos, separadas mediante pilares de ladrillo sobre los que campean arcos de medio punto con clave decorada, separados por pilastras sobre los que descansa un entablamento que recorre todo el interior del edificio, con friso en el que alternan metopas lisas y triglifos, finalizado en una pronunciada y moldurada cornisa. La nave principal y el crucero destacan del resto del edificio en altura. La nave central y los brazos del crucero se cubren con bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos, al igual que el presbiterio, mientras que las naves laterales lo hacen con bóvedas baídas sobre arcos fajones pareados. En el crucero se sitúa una cúpula sobre pechinas con tambor octogonal y linterna.


jueves, 14 de julio de 2016

Las vidrieras de la Catedral de Sevilla





En octubre de 2013, con motivo de la XIII Semana de la Arquitectura de Sevilla tuvimos la oportunidad de hacer una visita a las cubiertas de la Catedral y fuimos reparando, como no podía ser de otra forma, en las vidrieras del templo mientras subíamos a las cubiertas.


Se trata de una serie de obras de arte espectaculares cuya contemplación merece la pena.


Existen documentadísimos estudios en la red sobre este patrimonio artístico como por ejemplo el blog historiaartesevilla. Yo me limito a dejar estas fotografías que tomamos en la visita. Si pueden, intenten realizar la visita.



































Para finalizar el rosetón y vidriera interior sobre la Puerta de la Asunción.



El huevo de Colón

Conozcamos este singular monumento a través de la wikipedia (Las fotografías son nuestras).




El nacimiento del hombre nuevo, conocido popularmente como El huevo de Colón, es una gran escultura situada en el Parque de San Jerónimo, del barrio del mismo nombre.  El parque tiene su origen en los viveros que se colocaron en este lugar para abastecer de plantas a la Expo 92 y para aclimatar las plantas que llegaban de todo el planeta con destino a la muestra. Tras finalizar la exposición, se arregló como parque, con una superficie de unos 148 000 m².






Es la mayor escultura de bronce que hay en Sevilla. Con una altura de 32 metros obra del escultor ruso de origen georgiano Zurab Tsereteli fechado en 1995, fue una donación del ayuntamiento de Moscú a la ciudad de Sevilla.
El conjunto, llegó por mar hasta la ciudad de Santurce, desde donde fue trasladada por carretera hasta Sevilla en siete camiones tipo tráiler y dos vehículos especiales para las piezas de mayores dimensiones



El 9 de octubre de 1995 la alcaldesa Soledad Becerril le otorgó el título de Hija Adoptiva de la ciudad a la infanta Elena Tras la imposición del título, en la plaza de San Francisco, los duques de Lugo, se trasladaron al Parque de San Jerónimo para inaugurar este monumento a Colón.

El conjunto, titulado El nacimiento del hombre nuevo, es conocido popularmente por su aspecto con el nombre de El huevo de Colón. El conjunto representa un gran huevo formado por las velas de las naves del almirante, en cuyo interior, se sitúa una estatua de Cristóbal Colón, el cual sostiene un mapa desenrollado desde una mano a otra, y sobre el cual, se disponen las tres carabelas.




Tras un accidentado montaje, y retrasos en su recepción e inauguración, sufrió inicialmente el expolio, vandalismo, e incluso, del robo de las planchas de bronce que forman el huevo Estos daños, fueron reparados a partir de febrero de 2000, permaneciendo la obra en el mismo emplazamiento.

lunes, 4 de julio de 2016

El monasterio de San Jerónimo de Buenavista

       Para conocer este monasterio, sigamos la web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico

Fundación monacal jerónima del siglo XV, levantada en su tiempo extramuros de la ciudad de Sevilla, a 2 kilómetros al Norte de la puerta de la Macarena y muy próximo al río Guadalquivir. El monasterio se enclavó al Norte de la ciudad, alejado de ésta, en un paraje próximo a un recodo del río, con hermosas vistas y junto al camino real hacia la Corte.

En el proceso edificatorio de San Jerónimo de Buenavista, se levantó primero la iglesia, eje vertebrador de la comunidad, y orientada en sentido este-oeste con los pies a poniente, aprovechando el muro maestro sur se delimitó un claustro cuadrado, al que posteriormente se le fueron adosando otras edificaciones para satisfacer las necesidades de la comunidad. Entre estas edificaciones estaban, otro claustro situado al este del primitivo y separado de aquel por el refectorio, la sala capitular en el ala sur, un nuevo refectorio al oeste, la sacristía nueva y las celdas en los lados norte y sur, respectivamente, del segundo claustro y frontera con este por el norte la imprenta de Indias con sus dependencias y su espacio libre central configurando un tercer patio.





El Monasterio de San Jerónimo de Buenavista fue fundado en 1414 por Juan Esteban, Jurado de la ciudad de Sevilla, con el auxilio de Nicolás Martínez, tesorero y contador del Rey, y de su mujer e hijo, Diego Martínez de Medina.
El embrión del primitivo convento lo constituyen las propias edificaciones de la hacienda, a las que se le fueron añadiendo otras dependencias a lo largo de varias fases.



La primera fase de construcción corresponde a la primera mitad del siglo XV, la segunda fase al primer tercio del siglo XVI, y la tercera a finales del siglo XVI hasta los primeros años del XVII.






En la primera fase se edifica la iglesia, entre 1414 y 1450, y uno de los claustros, en la segunda se amplía la iglesia hacia poniente, y se construye el claustro de levante, contiguo al claustro existente y separado del lado oriental de éste por el refectorio, a la tercera fase de la construcción pertenecen el resto de dependencias.


Las obras de la planta baja se prolongan hasta 1581, año en el que se inician las obras de la planta alta, encargadas a Miguel de Zumárraga.

Muchas de las dependencias del monasterio han desaparecido, y no han llegado hasta nosotros ni tan siquiera sus trazas. Entre los restos conservados destacan dos capillas del lado de la Epístola de la iglesia y el muro del mimo lado, que es a su vez el testero norte del claustro herreriano que también permanece, la torre, el patio y parte de las edificaciones de la Imprenta de Indias, escalera al coro, anterefectorio, mirador, y restos de la escalera de subida a éste.


La iglesia era de estilo gótico flamígero, contaba con tres naves, ábside poligonal, portada a los pies, bajo el coro, y capillas laterales de planta cuadrada en los muros del Evangelio y la Epístola. De éstas, las dos que se conservan cuentan con una anchura libre de 4,90 m. y una altura de 8,40 m.



El templo se comunicaba con mediante puertas con los dos claustros. El más antiguo de ellos aún se conserva hoy, se inscribe en un recinto casi cuadrado de unos 160 pies de lado (46,30 x 45,40 m), siendo algo mayores los lados perpendiculares a la iglesia.

Las más antiguas son tres de estilo plateresco, ubicadas en el ala norte del deambulatorio. Dos en la planta baja idénticas, en los extremos este y oeste. La portada al este comunica con la escalera principal y la del oeste saldría en un principio al compás y portería, y posteriormente a la cocina. La otra se encuentra en la planta superior y da paso a una estancia inmediata a la torre, con bóveda elíptica, a través de la cual se accede al coro alto.

De todas las dependencias que rodearon tan espléndido claustro sólo se conserva en pie la escalera que conducía al coro. Ocupa una estancia rectangular de 15 x 4,35 m a continuación de las últimas capillas de la Epístola, a los pies de la iglesia. Se accede a ella desde una de las portadas anteriormente descritas, a través de un vestíbulo cubierto por una bóveda vaída casetonada. La doble altura del espacio de subida se cubre por una cúpula con casetones de media naranja sobre pechinas. El vestíbulo superior, que da paso hacia el coro, la torre y el claustro alto, se cubre con una bóveda muy rebajada en óvalo sobre pechinas, y decoración de nervios concéntricos.

La torre, de formas góticas en su primer cuerpo, se abría a la nave central de la iglesia como tribuna. En la segunda mitad del XVI se prolonga la torre, dotándola del cuerpo de campanas que hoy es una de las señas de identidad del convento.


La coronación de la torre se hace mediante un chapitel apiramidado, que se levanta sobre una bóveda cónica de ladrillo, recubierto por azulejos de dibujos estrellados azules y blancos.


Durante su utilización como fábrica de cristales, la torre se vació interiormente para emplearse como secadero de las piezas recién elaboradas, sustituyendo la escalera original por otra estrecha y empinada, que es la que vemos hoy.