En esta entrada vamos
a recorrer tres calles muy céntricas de la ciudad en las que los arquitectos de
la generación regionalista dejaron su huella: Cuna, Sierpes y Tetuán. Todos los
edificios tienen grado de protección urbanística “C” y figuran en el Catálogo
del Sub-Sector 8.3 El Duque-El Salvador (del Sector 8 Encarnación-Magdalena)
del Conjunto Histórico de Sevilla.
Se trata de doce
obras de siete arquitectos:
-Aníbal González
-Juan Talavera
-José Espiau
-Vicente Traver
José, Antonio y
Aurelio Goméz Millán
Empezamos nuestro
recorrido por la calle Cuna y nos fijamos en un edificio del joven Talavera y
Heredia en el número 51 de la calle. Se
trata de una de sus primeras obras, de inspiración modernista. Data de 1.909.
A continuación,
reparamos en dos inmuebles del arquitecto Aníbal González, en los números 33 y
41 de la calle Cuna. El del número 33 es del año 1.920 y el del 41, que se
llama edificio Baras Hermanos es de 1.911.
CUNA 33
CUNA 41
El edificio Ciudad de
Londres, en el número de la calle es
todo un clásico. Es del año 1.914
Según la web del
Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) es un
Edificio levantado entre 1912 y
1914 buscando una notable significación en su entorno que resaltara el aspecto
comercial, para lo que se recurría a una denominación original que lo
identificase y a una imagen arquitectónica derivada de un lenguaje que apostaba
principalmente por una recargada ornamentación, con un exagerado neomudéjar-
plateresco, derivados del palacio de las Dueñas y de Casa de Pilatos,
utilizando elementos no siempre acordes entre sí, que se supeditaban a un
resultado final de cierta exhuberancia formal y fuerte poder escenográfico,
utilizando ladrillo visto combinado con estuco, vanos geminados, pilastras con exhuberante
decoración y todo un amplísimo repertorio formal
La actual remodelación que está
sufriendo el inmueble (2007) hace temer que su interior ha sido alterado de
forma definitiva (ya había sido reformada la planta baja), sin mantener
elemento alguno original, reservando para el futuro únicamente la imagen
exterior como recuerdo del primitivo edificio. Corresponde al que se ha llamado
primer regionalismo sevillano, en el que Espiau milita con esta obra, junto a
la reforma del Salón Lloréns y el posterior edificio La Adriática.
Es una de las cuatro aportaciones
de Espiau al "Concurso de fachadas de casas de estilo sevillano", de
1912, con que el Ayuntamiento ponía en práctica la idea de Francisco Javier de
Lepe (1910) de premiar las casas con un estilo local, del que estaba
expresamente alejado el modernismo.
De la calle Sierpes
vamos a centrarnos en cinco edificios. En primer lugar nos vamos al número 40
de la calle, donde en 1.911 José Gómez Millán proyectó la sombrerería Maquedano.
Dice la web del IAPH
que
Ocupando el bajo y los dos pisos
superiores del edificio que José Gómez Millán construyó en 1910 en la esquina
de las calles Sierpes y Rioja, Sombrerería Maquedano pertenece aún a la familia
que la fundó en 1919. Se sitúa por tanto en el centro comercial de Sevilla más
característico, siendo la calle Sierpes todavía referente de la arquitectura y
del tipo de comercio que aquí nos ocupa.
La planta del local es trapezoidal
de escasas dimensiones, incluyendo además la escalera de caracol que comunica
con los pisos superiores lo que lleva a utilizar el mínimo mobiliario. La zona
de ventas se restringe a la planta baja, ocupando la zona de almacén, antes
también los talleres, las plantas superiores. El acceso se realiza desde la
calle Sierpes, centrado en la fachada, que consta de escaparates a su izquierda
y a su derecha "que hace esquina volviendo por calle Rioja-. La gran
altura del bajo se organiza a partir de un apilastrado que divide la fachada en
tres tramos desiguales y conduce a una estructura de basamento de mármol, paño
central, ocupado por los vidrios de los escaparates, y coronación, en el que
destaca el cuidado trabajo en madera. El conjunto se remata con un cuerpo ciego
a manera de entablamento ornamentado con medallones, motivos vegetales y tres
"frontones" en los que figuran los rótulos del comercio y la
numeración de la calle.
El comercio responde a los
intereses formales del propio edificio, siendo soporte adecuado para un cierro
de fundición que ocupa el principal, un piso superior bajo una gran cornisa,
que repite en sus arcos extremos la geometría
de los "frontones" del comercio, y otro de coronación. En los
dos últimos se recupera el tipo de ornamentación del bajo. La ornamentación
"modernista" se muestra de nuevo adecuada para su utilización en
construcciones dedicadas al pequeño comercio donde el "refinamiento"
y el "buen gusto" pretenden transmitirse como valores propios de la
actividad.
Otro edificio, el
número 60 de Sierpes, también de inspiración modernista es el de los antiguos
almacenes del Águila de 1.909 y también de José Gómez Millán. De nuevo
recurrimos a la web del IAPH
El edificio, que se sitúa en la
esquina formada por las calles Sierpes y Jovellanos, por tanto en la zona
comercial de referencia en Sevilla, se construye desde el chaflán, llevando a
él el acceso principal del comercio, los balcones que se repetirán con
variaciones a uno y otro lado o el remate en el que figura la fecha de
inauguración del edificio.
Consta de cuatro plantas, unidas
baja y primera (tratada como entreplanta) en un zócalo en el que el
revestimiento avitolado de las fábricas simula un almohadillado a la manera de
los palacios florentinos renacentistas, que intenta transmitir solidez al
arranque del edificio. En estas plantas los huecos se mantienen en el plano de
la fachada mientras que en la planta principal se transforman en balcones.
Sobre el clasicismo de la fachada
se superpone una singular ornamentación modernista a base de elementos
vegetales y trazados geométricos, curvos o rectilíneos, realizados en la misma
fábrica entre los que aparecen motivos que evocan elementos náuticos
(timones o la rosa de los vientos) y en
elementos de forja que ocupan, además de la rejería de los balcones, los
remates de la fachada. Mantiene el uso comercial, si bien ello ha supuesto la
continua transformación de los espacios interiores.
Otro edificio de gran
interés en la calle Sierpes, concretamente en su número es el denominado Auto Ibérica de los
hermanos Aurelio y Antonio Gómez Millán y que se considera un antecedente de la
arquitectura racionalista. Ya nos hemos referido a este edificio profusamente
en otra entrada
(http://robertopaneque.blogspot.com.es/2014/08/otras-obras-relevantes-del-racionalismo.html)
Muy próximo a este
inmueble, se alza uno de los, a mi juicio, más hermosos edificios regionalistas
de Sevilla. Se trata del denominado edificio Laredo, del arquitecto Balbuena y
Huertas.
Siguiendo la web del IAPH
Si bien las recientes
transformaciones generales del inmueble han modificado sensiblemente los
interiores del mismo, el conocido bar que ocupa la planta baja se mantiene como
fue concebido por su autor, quien contó con la colaboración de diversos artistas
plásticos, entre los que cabe citar al pintor José Ruesga Salazar. El exterior
del edificio, magnífico ejemplo de la utilización del ladrillo aplantillado con
el que se levantaron algunas de las mejores realizaciones del regionalismo en
nuestra ciudad, se alza en el encuentro de la más famosa de las calles de
Sevilla con la plaza de su Ayuntamiento. La cronología que puede observarse en
la bibliografía abarca un amplio periodo temporal (1918-1945) de intervenciones
que van configurando la realidad del Laredo, desde el edificio hasta la
conformación del bar.
Tipologías
Actividades:
·
Oficinas Gestión administrativa; Edad
Contemporánea 1919
·
Bares Comercio; Edad Contemporánea 1945
Agentes
·
Arquitecto Sánchez, Juan Manuel; Bar 1945
·
Arquitectos Balbuena y Huertas, Ramón;
Proyecto y Dirección de obra 1918
·
Arquitecto Cuadrillero Sáez, Manuel;
Proyecto ampliación 1927
·
Constructores Yanguas Santafé, Jesús;
Ejecución ampliación 1927
·
Pintores Ruesga Salazar, José;
Pinturas del bar
Por último, nos
fijamos en el edificio de Espiau y Muñoz de 1.912 en el número 13 de Sierpes
conocido como La Catalana
Dice el IAPH
Situado en la más comercial de
las calles de Sevilla, en Sierpes, se reclamaba de la arquitectura que se
levantaba en la misma una dotación extra de significación, valorándose las
referencias decorativas que podían aportar aspectos historicistas de reconocida
validez social, acordes al fin comercial que la justificaba. Lo decorativo se
hace por tanto protagonista de la edificación, que incluso introduce el escudo
de Cataluña como un aporte simbólico más del conjunto, cuya decoración
establece, en opinión de Villar Movellán, un puente entre lo sevillano y lo
catalán, en la línea de Domenech y Montaner. Si bien el aspecto externo se
mantiene desde su origen, sí ha sido alterada la planta baja comercial. La
fachada, compuesta como si de un retablo barroco se tratara, consta de tres
calles verticales, la central levemente más ancha que las dos laterales,
simétricas éstas respecto a la anterior y ligeramente sobresalientes. En el
piso principal la calle central se adintela en tanto que las laterales se
cierran con arco rebajado que se hace doble arco en el piso segundo,
convirtiéndose en un balcón en el último piso, en el que se reconstruye la
alineación del plano de fachada; los vuelos de los balcones causaron problemas
legales con el Ayuntamiento.
Fue la única de las cuatro obras
de Espiau presentadas al concurso para la construcción y reforma de fachadas de
casas de estilo sevillano que fue desechada del mismo, quizás por la presencia
de las barras de Cataluña en el centro de la fachada y algunos recuerdos
modernistas que mantiene la misma.
En tercer lugar,
recorremos lo más relevante de la calle Tetuán. En el número 3, encontramos
esta casa de pisos y locales comerciales de Vicente Traver y Tomás de 1.928.
Aunque con número de
gobierno en Muñoz Olivé 2, esta casa de pisos de Aníbal González presenta
fachada a calle Tetuán
Es del año 1.917 e
incluye locales comerciales y viviendas.
Para acabar, en Tetuán
1, de 1.919, este edificio de Talavera y Heredia, conocido como edificio Ocaña
Carrascosa. Según la web del IAPH
Concebida para aunar la vivienda
colectiva con el uso comercial en una calle que, por su inmediatez a la de
Sierpes, participaba del impulso de aquella, el edificio, de una notable
altura, apuesta por una imagen singular. Talavera busca el equilibrio en la
composición de las fachadas, con el control de los vanos, concentrando el
ornamento en el recercado de los mismos y valorando la esquina con la presencia
de un torreón. La planta baja se resuelve en unidad con la planta de
entresuelo, con arcos de medio punto, a partir de la cual vuela el volumen que
acoge las demás plantas, en respuesta cercana formalmente a la que utilizará el
propio Talavera en la calle San Pablo.
La casa se realiza entre 1927 y
1929 para Faustino Valdés y Emilio Panduro Cadaval, pasando luego a propiedad
de Teodoro Ocaña Carrascosa, siendo uno de los edificios para viviendas de
alquiler que realiza Talavera y en el que simplifica los temas neobarrocos,
como hace también en el edificio Sánchez Talavera en calle Menéndez Pelayo
esquina a Demetrio de los Ríos, la casa Íñiguez en calle San Pablo 17, o la
Ferrero de Andrade en Amor de Dios 44.
Agradeciendo como
siempre su interés (se supone) y atención (también), nos despedimos. Hasta la
próxima J
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