Dedicamos esta primera entrada a la huella de la arquitectura modernista en Sevilla a una aproximación inicial al fenómeno. Hemos tomado las fotografías de fuera de Sevilla de la Wikipedia, aunque en su momento pudimos disfrutar de las obras catalana y la vienesa. Las fotografías históricas han sido tomadas de los blogs que se citan. Las fotografías en color de los edificios de nuestra ciudad son nuestras.
Siguiendo a Víctor
Pérez Escolano en su obra Aníbal González. Arquitecto (1876-1929) (Diputación
Provincial de Sevilla, Sevilla, 1996 –Primera edición de 1973),
...cuando Aníbal González
concluye sus estudios de arquitectura en 1902, la arquitectura europea está
intentando buscar alternativas al callejón sin salida que representa el
eclecticismo. Hay un deseo de cambio profundo alineado con las corrientes renovadoras de la cultura. (…)
Es el Art Noveau belga, el Jugendstil alemán, el Secesionisno vienés, el
Modernismo catalán, el Floreale italiano, la Escuela de Glasgow escocesa.
Son cultivos en los que se darán
las condiciones óptimas para el surgimiento de personalidades que densifican
esa coyuntura histórica. Horta, Wagner, Hoffman, Olbrich, Guimird, Mackintosh,
Gaudí, Domanech i Montaner o Jujol. Cataluña, plena de vida y de carácter,
apoyada sobre el esfuerzo singular de una burguesía pujante, imaginativa y segura
de si misma, cobija toda la vitalidad de la marcha joven del arte. El
modernismo –son palabras de Oriol Bohigas- fue el estilo de la burguesía
catalana floreciente, la que fundó y puso en marcha un país cuando sus impulsos
tenían todavía un signo progresista (…)
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Casa Batllo, Barcelona, Gaudí
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Casa Foster, Barcelona, Domanech |
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Palacio Stoclet, Bruselas, Hoffmann |
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Maison Tassel, Bruselas, Horta |
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Pabellón de la Secession, Viena, Olrich |
No quiere decir esto que dentro
de España el modernismo tuviese solo su expresión en Cataluña, aunque
ciertamente fuese allí su profusión más genuina en cantidad y calidad (…)
En primer lugar cabría afirmar el
carácter gregario de nuestra arquitectura modernista. Su carácter es claramente
secundario con respecto a los núcleos importantes del movimiento. Las
motivaciones fundamentales ya las enunciamos más arriba: ausencia de una
estructura economía y social apropiada y falta de tensión cultural, de
convicción personal poderosa en sus artífices, tal como nos lo demuestra la
disolución del pequeño movimiento e incluso los posteriores repudios por parte
de la mayoría de sus autores.
Los inicios del modernismo en
Sevilla tienen en la joyería Reyes (1900-01) del arquitecto Juan de los Reyes,
la obra primera y simbólica de su carácter de “importación”; un comercio nuevo
a la moda, con un refinamiento en sus elementos y detalles en portaje, paredes
de papel pimtado, techos y mobiliarios parisino. Tras ella, en los años
primeros del siglo, irán surgiendo obras de José Gómez Otero, Aníbal González,
José Gómez Millán, Simón Barris, Francisco Hernández Rubio, José Espiau y otros
de más o menos acusado carácter modernista.
Sin duda, al margen de
prioridades en el tiempo, si hubiera que destacar unas obras, incluso unos
arquitectos dentro del modernismo sevillano, para nosotros son los de Aníbal
González y las de Simón Barris las de mayor interés en su conjunto. Del primero
el edificio del antiguo Café París en la Campana (desaparecido), las casas de
Luis Montoto 3y 5, las de las calles Alfonso XII 27 y 29 y Almirante Ulloa 4,
la Central Térmica del Prado de San Sebastián (desaparecida) y la subcentral de
la Cia. Sevillana de Electricidad en c/ Feria entre otros; dl segundo, la casa
de c/Tomás de Ibarra 7-9 o la casa del arquitecto en c/ Luis Montoto, 9…
Pues bien, en esta
entrada vamos a detenernos en estas siete obras que a juicio de Pérez Escolano
son destacables en el panorama de la arquitectura modernista sevillana. Dos de
ellas están desaparecidas y alguna otra muy transformada.
La primera imagen de esta
entrada y la que mostramos a continuación corresponden a la desaparecida
fábrica de la Sevillana en el Prado de San Sebastián, que estaba situada en
donde actualmente tiene su sede la compañía en la avenida de la Borbolla. Están
tomadas del blog que se enlaza
Otro edificio, desgraciadamente desaparecido, que
estaba situado en pleno corazón de la ciudad, en la Campaña, era el Café París,
de Aníbal González. La foto, tomada del blog que se indica, es de una colección de postales que regaló hace años un periódico local.
Y sin solución de
continuidad, vemos los otros cinco edificios y las notas sobre los mismos que
da la web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
La casa y oficina
para Juan de Haro de Simón Barris y Bes data de 1905 y está situada en la calle
Tomás de Ibarra:
La calle Tomás de Ibarra, trasera
de la Avenida de la Constitución, con casas de pisos de entre dos y cinco
plantas de altura, que une el Postigo del Aceite con la puerta de la Casa de la
Moneda, con predominio de arquitectura regionalista, encuentra en la casa que
ocupa los números 7 y 9 su elemento más singular.
La casa, de tres plantas,
recuerda, en la sinuosidad de su fachada, en la plasticidad con que se produce
la transición entre planos distintos disolviendo las aristas o en los motivos
ornamentales, la arquitectura de Víctor Horta en Bruselas.
Simón Barris y Bes puede
considerarse el arquitecto que en Sevilla mejor representa el modernismo de
raigambre centroeuropea, lo que queda de manifiesto en la casa que nos ocupa,
en la desaparecida casa también de Juan de Haro en la Plaza de Santo Tomás o en
su propia casa de la calle Luis Montoto
La casa propia de Simón
Barris en Luis Montoto, de 1906
Se sitúa al inicio de la calle
Luis Montoto, frente a la zona conocida como Puerta de Carmona, una de las vías
históricas de salida de la Ciudad. Los edificios colindantes son algunos
también de principios de siglo construyendo fachada alineada al vial. Frente a
la casa Simón Barrris existe aún algunos restos de los antiguos caños de
Carmona, que abastecían de agua a la ciudad.
Con motivo de la Exposición
Universal del año 1992 se produjeron algunas importantes transformaciones en la
zona, entre ellas la demolición del puente que salvaba las vías férreas,
actualmente soterradas. El incremento del valor del suelo ha supuesto también
la progresiva sustitución de viejos edificios residenciales por otros nuevos,
de mayor altura con la consiguiente modificación parcelaria. Se trata de la
casa del propio arquitecto, en una parcela de reducidas dimensiones.
Destaca la decisión de
retranquear la edificación, alineando sólo una parte junto a la medianera oeste
y que hoy corresponde con una puerta de garaje. La fachada se aproxima por su composición
a las teorías modernista de la época, y que se confirma la estudiar la
documentación planimétrica original. Se denota sobre tono en la puerta de
entrada con el óculo incorporado y en los volúmenes que sobresalen del plano de
la fachada creando una especia de "bow-window". Los paños ciegos se
trataban mediante líneas rehundidas; un recurso compositivo posteriormente
utilizado por arquitectos regionalistas. Con el paso del tiempo, esta
arquitectura se ha ido modificando, y hace algunos años, toda su fachada se
pintó de blanco.
Esta circunstancia ha hecho que se perdiesen algunos elementos
decorativos pero también ha supuesto que los volúmenes sobresalientes se
diluyesen sobre un fondo unitario, quizá más abstracto, lo que puede
interpretarse como el descubrimiento de un valor que estaba oculto en el
edificio. El interior ha sido objeto de continuas transformaciones, hasta
llegar a demoler todo su interior, manteniéndose sólo el plano de fachada que
es la única razón que justifica su catalogación.
En la siguiente imagen se ve como era la fachada original del inmueble.
En la misma Luis
Montoto, Aníbal González levantó en 1905 esta Casa plurifamiliar para Juan de
la Rosa
Constituyen dos inmuebles
resueltos bajo un mismo proyecto que otorga al conjunto una imagen unitaria y
repetitiva. Esta temprana obra de Aníbal González coincide en fechas con sus
intervenciones modernistas de la calle Alfonso XII mostrando la diversidad estilística
de este arquitecto. En este caso se trata de unos edificios con unas
dimensiones importantes de fachada lo que le facilita su labor compositiva y
que en este caso se basa esencialmente en un cuidadoso trabajo de la fábrica de
ladrillo visto.
La composición queda aún más
resaltada por la utilización cromática del elemento cerámico. Por un lado
utiliza el ladrillo de tonalidad amarilla para las pilastras, los frentes de
forjados y para el enmarcado de huecos y puertas El ladrillo con tonalidad rojiza
se destina a la construcción de los paños del cerramiento. En ambos edificios,
existe una doble composición, distinguiendo la parte la fachada de la vivienda
que se organiza simétricamente respecto a la entrada peatonal, desarrollando
una balconada que se extiende por casi la totalidad de la fachada y que
culmina, sobre el eje de simetría, con un cierro acristalado donde se realiza
también un delicado trabajo con la perfilaría de hierro. De la totalidad de la
fachada se segrega un vano que se organiza de nuevo sobre el eje de una segunda
puerta, en este caso para acceso de carruajes y posteriormente de automóviles.
Las pilastras son las encargadas
de establecer dicha separación. En general, la composición resulta bastante
sobria ya que la ornamentación que introdujo Aníbal González está localizada en
torno a los huecos y la balconada. Los paños ciegos y planos de color rojizo,
destacan en el conjunto. Al carecer de cualquier ornamento todo el valor reside
en su correcta construcción. La fachada se encuentra en muy buen estado. Las
transformaciones sufridas se remiten a los huecos de planta baja que el algún
momento han sido adaptados al uso comercial. El cierro acristalado es el
original
También de Aníbal González es la casa para Laureano Montoto en la calle Alfonso XII.
I
Aníbal González que se había titulado en 1902,
proyecta esta casa, con códigos compositivos propios de la vanguardia de
principios del siglo XX.
De ella cabe valorar especialmente la
construcción del plano de fachada con ladrillo visto como fondo de la
composición de los distintos motivos florales realizados en bloques de hormigón
de cemento y del trabajo de la forja en hierro en barandillas y cierres. Este
uso del ladrillo en fachada acota convenientemente toda la decoración, que se
muestra sencilla en su conjunto si se compara con otras manifestaciones
modernistas del momento. Atendiendo a los detalles, se observa una decoración
muy trabajada, con un sistema floral complejo a pesar de utilizar el bloque de
hormigón de cemento, lo que también podría aplicarse a los herrajes que
distinguen a las barandillas y a los cierres de la planta principal. La
estructuración de la fachada reconoce tras la decoración modernista una
composición clásica, con tres huecos en planta baja y primera dispuestos
simétricamente, que se coronan con una tercera planta tratada con cinco huecos
de menores dimensiones.
La decoración floral se dispone entre forjados,
rodeando los huecos de fachada y construyendo el pretil de la azotea que se
trata en continuidad con los machones que separan los cinco huecos de la última
planta. El color rojo de los ladrillos de fachada significan aún más la
singularidad que alcanza la decoración modernista, consiguiendo Aníbal González
una arquitectura que acaba conjugando una tendencia de vanguardia con un
sistema constructivo y compositivo que posteriormente caracterizará a la
arquitectura sevillana en los años siguientes.
Aníbal González
diseñó en 1906 la Sub-central de la Compañía Sevillana de Electricidad de la
calle Feria.
Entre las primeras obras de
Aníbal González, junto al Café París (1904-06) o las casas para Laureano
Montoto en la calle Alfonso XII (1905-06) "todas ellas de clara influencia
modernista-, es significativo hacer mención de este edificio por su uso
industrial.
Se trata de una pieza de tres
plantas de altura a la calle que alberga las instalaciones de una sub-central
eléctrica. Su situación en un entorno urbano de casas de altura similar, muchas
de ellas reformadas y sustituidas pocos años después, hace que el edificio se
decante por formalizar una fachada que responde antes al carácter residencial
de la calle que a su uso industrial.
El estucado en color amarillo de
la fachada simulando sillería en las dos plantas superiores, la rotulación que
indica su uso, el trazado poco ortodoxo de las molduras que refuerzan como
falsos arcos los huecos de planta primera o el apilastrado y sus remates de
coronación en el pretil, son muestras tanto del contexto de inicio de siglo en
que se realiza el proyecto como de lo incipiente de la obra en la biografía de
su autor, quien pronto abandonaría el modernismo como referencia formal de su
arquitectura "al que tan eclécticamente recurre-, por el regionalismo que
desarrollará en obras posteriores.
Como siempre,
esperamos que les haya gustado esta entrada y que hayamos contribuido a conocer
un poco más sobre el modernismo en nuestra ciudad.
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