En la entrada
anterior habíamos conocido una serie de obras relevantes de la arquitectura del
Movimiento Moderno o racionalismo sevillano. Las llamamos “relevantes”, porque
con anterioridad habíamos analizado otros edificios que, por su inscripción en
el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, fueron denominadas como
“imprescindibles”.
Aquellas obras
relevantes eran: Auto Ibérica; Eritaña; Villa Moya; Feria esquina a Relator y
Feria esquina a Antonio Susillo
Auto Ibérica |
Feria esquina Antonio Susillo |
Villa Moya |
Eritaña |
Feria esquina a Relator |
Ahora, siguiendo básicamente el artículo de José María
Jiménez Ramón (“Algunas notas acerca de la arquitectura racionalista en Sevilla
1926-1942”, PH Boletín 28) nos aproximaremos a varias obras de diversos
autores, quizás menos conocidas o asociadas al Movimiento Moderno, pero muy
interesantes por su función y autores)
En concreto, vamos a conocer los siguientes edificios:
-Edificio de renta en calle Recaredo, de Díaz Langa, año 1.943
-Casa de pisos de Bringas Vega, 1.939, calle Porvenir 39,
-Edificio de Seguros La Aurora, de Illanes del Río,
Avenida de la Constitución
-Colegio Calvo Sotelo de 1.934-35 de Talavera y Heredia y Carrera
Díez.
-Antigua Clínica Vázquez Elena, de 1.937, de Lupiañez Gely
Las fotografías en color son nuestras, las que son en
blanco y negro del artículo del Boletín Ph citado y las láminas de los
Catálogos de Protección urbanística municipal.
Díaz Langa
sufrió en sus carnes la depuración profesional de miles de personas que
conllevó el franquismo. Trabajó no obstante para muchos Ayuntamientos y la
Diputación proyectando colegios, mataderos, cementerios y también residencias familiares.
Señala Jiménez Ramón que
La casa de renta en calle
Recaredo, tradicionalmente datada en 1934 siendo de 1943, es el ejemplo más conocido de su producción en
nuestra ciudad y uno de los escasos testimonios de la arquitectura racionalista
de su período que habiéndose materializado ha tenido la suerte de sobrevivir
hasta la actualidad
Y en la misma calle
Porvenir, pero esta vez en el número 29, el arquitecto cántabro Bringas Vega es
el responsable de este edificio plurifamiliar, que se edificó en 1.939. El
inmueble forma parta de un mismo proyecto con los números 17 y 19 de la calle
Exposición.
El inmueble tiene
grado de protección “C” en el Catálogo del Plan Especial de Protección del
Sector Porvenir. En esta imagen vemos un plano del refugio y semisótano del
edificio (en aquellos años las Ordenanzas Militares exigían estos refugios)
También en el barrio
del Porvenir, en la calle Progreso 20, esquina a Felipe II hay otro bloque de
pisos –muy reformado- de Bringas.
Según Jiménez Ramón
José Manuel Bringas no es un
arquitecto sevillano, sin embargo, su parentesco con la familia Trueba hace que
redacte los proyectos y ejecute varias obras en Sevilla. Su actividad
profesional se desarrolla fundamentalmente en Madrid teniendo posteriormente
un destacado papel ejecutivo al frente de Regiones Devastadas. (…)
Las dos obras que se incluyen en
nuestro catálogo, ambas referidas a casas de alquiler en el barrio de El
Porvenir, se sitúan en la línea de los ejemplos madrileños aunque con la
aportación de algunos elementos supuestamente vernáculos que acuerdan con la
imagen de arquitectura tradicional que el arquitecto considera apropiada para
su emplazamiento en Sevilla.
La primera de ellas se refiere a todo un conjunto
de bloques que se proyectaban completando las tres fachadas de una manzana y
del que se llegaron a construir tres de sus cinco componentes, forman- do el
ángulo entre las calles Exposición y Porvenir. (…) La otra se refiere a la casa
en el ángulo entre las calles Progreso y Felipe II 95.
Tipos residenciales racionales y
alzados con intencionado tratamiento de la horizontalidad dentro de unos
presupuestos formales escasamente radicales definen estas obras que, en
cualquier caso, se destacan en el marco disciplinar regionalista en el que
surgen.
Para conocer el
tercero de los edificios y a su autor, Illanes del Río, que centran hoy nuestra
atención, sigamos a Jiménez Ramón:
La relación de Antonio Illanes,
arquitecto titulado en 1917, con la modernidad tiene una forma muy particular
de producirse. Hay arquitectos que se mueven generalmente en terrenos muy
alejados del movimiento moderno y, en algún momento hacen incursiones en un racionalismo
puntualmente aceptado, como son los casos de Juan Talavera y Heredia, José
Granados de la Vega o Luis Fernández Palacios. Otros se mueven primordialmente
en la moderni- dad como Lupiáñez y Arévalo o comparten actua- ciones
verdaderamente modernas con otras regio nalistas, en un comportamiento
ecléctico y comercial, como es el caso de José Galnares. Sin embargo, no puede
incluirse a Illanes en ninguno de estos grupos.
Puede afirmarse que en toda su
producción arqui- tectónica no hay un solo ejemplo que pueda ser calificado de
racionalista en el mismo sentido que las obras de Lupiáñez y Arévalo, las de
Galnares o HY- TASA puedan serlo. Su acercamiento a la modernIdad es siempre más tímido, más distante, más anclado
en pautas clasicistas renovadas por la Secesión o los movimientos de artes
decorativas. Sin embargo, lo que hace a Illanes adquirir una personalidad
propia en este estudio es precisamente eso, que en su producción general se presenta
muy habitual- mente una componente que pudiéramos denominar protorracionalista,
de influencia vienesa y art-dec. Esto es, nos encontramos con un arquitecto
que, sin integrarse nunca en un quehacer moderno, siempre tuvo como base de su
trabajo unas claves de acerca- miento a la modernidad que distinguen su obra de
la generalidad regionalista de la arquitectura de su tiempo en nuestra ciudad.
Así, son perceptibles las
influencias vienesas en su brillante ópera prima: el Banco de España en la
Plaza de San Francisco (1918-1928)
en la que Villar, acertadamente, ha visto
claras referencias a la obra de Antonio Palacios. Más claramente secesionista
se presenta la casa para José Zambrano
en calle Montevideo, 31 (1925-1927).
Las influencias art-dec quedan patentes en el Pabellón de la Marina
Mercante en la Exposición Iberoamericana (1928). También es de destacar, como
síntoma del modus operandi que estamos describiendo, el fuerte contraste entre
la profusión ornamentista de sus elementos principales y la desnudez
funcionalista de las alas de aulas en las escuelas Felipe Benito 77.
Comentario aparte merece
probablemente su edificio para la compañía de seguros Aurora, en la Avenida de
la Constitución. En él, resultado de haber ganado un concurso en el que también
participaron Lupiáñez y Arévalo, Illanes hace un ejercicio de fusión de su
tradicional clasicismo, que se muestra en el riguroso tratamiento del orden,
reducido a un conjunto de recuadros en la piel del edificio, con una intención
volumétrica moderna. Así surge la torre, en posición asimétrica irresuelta, que
al tiempo de erigirse en reclamo publicitario de la compañía, proporciona un
inapreciable mirador, habida cuenta de la excepcional ubicación del solar.
En cuarto lugar, nos
detenemos en una escuela clásica sevillana que es el Colegio Calvo Sotelo de la
calle Arroyo. Obra de los arquitectos municipales Juan Talavera y Heredia y
Leopoldo Carrera Díez, según Jiménez Ramón, refiriéndose a Carrera
Sin lugar dudas la contribución
más importante de este arquitecto navarro afincado en Sevilla a nuestro
catálogo es la que compone la serie de obras realizadas en colaboración con
Juan Talavera dentro del Servicio Técnico de Obras, Vías y Parques del Ayuntamiento
de Sevilla. Los cuatro grupos escolares (Huerta del Picacho, Huerta de los
Granados, Huerta de Santa Marina y Procurador, de singular importancia en
nuestro catálogo…
Este grupo de
construcciones escolares fueron promovidas en la época republicana porque
respondían a la gran preocupación de la
II República por la educación pública, aunque algunas de esas escuelas se
inauguraran ya en los ”años triunfales” tras la Guerra. Como impulsores de esta
política educativa destacaron los Ministros de Instrucción Pública Marcelino
Domingo y Fernando de los Ríos. Giner de los Ríos, la filosofía pedagógica
krausista o la Institución Libre de Enseñanza son referencias también imprescindibles
de esta revolución educativa.
Jiménez Ramón en su
obra “Cuatro ensayos en torno a la arquitectura racionalista en Sevilla”
(Universidad de Sevilla, 2001) citando al no sospechoso de apologismo
republicano Nicolás Salas señala que de 76 escuelas nacionales existentes en
Sevilla en 1.930 se pasó a en 1.934 a 192.
El Ministerio de
Instrucción Pública dictó unas Instrucciones
técnico-higiénicas relativas a las construcciones escolares, que se publicó
en la Gaceta de Madrid (BOE de la época) el 1 de agosto de 1.934 que se
refieren a los emplazamientos, orientación, construcción, ventilación,
iluminación…
Estas instrucciones
se tradujeron en miles de escuelas racionalistas
o modernas en toda España,
proyecto pedagógico del que escuelas como al Calvo Sotelo son epígonos.
Tomamos del libro de
Jiménez Ramón una de dichas
Instrucciones referidas a los campos de juego, de gran modernidad
pedagógica:
El campo escolar no
es el jardín de la Escuela, con rincones bellos, plantas, flores, fuentes,
estatuas, etc… estimulantes en función educadora de la fantasía de los niños;
no es tampoco el campo de experimentación para el mejor conocimiento de las
cosas en su evolución de vida, no es el lugar donde se disponen cobertizos para
librar a los niños del sol y de la lluvia; no es el campo de juego, etc. El
campo escolar es todo eso a la vez, pero siempre en su conjunto y en los
detalles, con función educadora: es el pequeño mundo que hemos de formar para
que en él viva el niño y para que, en esa acción constante de vida, descubra al
maestro en él sus características psicofísicas, su personalidad en germen y
sepa conducirle afectuosamente en el proceso educativo”
Por último, nos
marchamos a la Ronda Histórica a lo que fue en su día Clínica Vázquez Elena y
es hoy en día un centro de actividades de Cajasol. Se trata de un edificio de
Gabriel Lupiáñez Gely de 1.937, con protección de grado “C” (Catálogo
Complementario, ficha CC 05).
Conforme a esta ficha
Edificio que responde al esquema
habitualmente aplicado en clínicas de escala reducida: una galería central
lineal con crujías laterales para habitaciones y despachos. Este sencillo
esquema lineal a base de crujías yuxtapuestas se dispone en paralelo a la Ronda
de Capuchinos. Desde ésta se accede axialmente al centro de la galería y desde
un paso lateral exterior directamente hasta el vacío trasero.
La estructura modular
del edificio se traduce al exterior en una sucesión pautada de grandes huecos,
matizadamente interrumpida en la planta baja por el acceso principal. Los
huecos se integran en bandas horizontales en un recurso formal característico
de la arquitectura racionalista.
La clínica Vázquez Elena es uno
de los escasos componentes de arquitectura racionalista no residencial en el
ámbito del conjunto histórico de Sevilla, obra de una de las figuras más
significativas de la arquitectura sevillana de los años 30. Se trata además de
una de las arquitecturas asistenciales que –junto a las industriales-
caracterizaron el paisaje de la Ronda Norte en la expansión de la ciudad a
mediados del siglo XIX y especialmente en la primera mitad del siglo XX. La
actual situación de esta antigua clínica, rodada por grandes bloques
residenciales de escaso interés, dista mucho del contexto en que se construyó.
Su flexible estructura interior ha soportado cambios significativos para asumir
el nuevo uso asumido.
Debe observarse la
especialización de la Ronda-Macarena en edificaciones sanitarias: Hospital de
las Cinco Llagas, Hospital Virgen Macarena, Instituto Anatómico-Forense,
Hospital de la Cruz Roja… los dos últimos construidos en fechas muy próximas a
este Clínica.
Pues hasta aquí hemos
llegado. Saludos cordiales y hasta la próxima.
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