EL tranvía discurre por la Avenida de María Luisa, entre el parque y el Casino. Al fondo se ve el arranque de la Ronda Histórica en la Avenida Menéndez Pelayo. |
La Ronda Histórica de
Sevilla discurre entre el Prado de San Sebastián y la Barqueta y la integran
las calles y avenidas Menéndez y Pelayo; Recaredo; María Auxiliadora; Ronda de
Capuchinos; Muñoz y León; Parlamento de Andalucía (antigua Andueza); y Resolana.
La muralla de la
ciudad histórica transcurría aproximadamente por este viario, por lo que es
evidente la importancia de la ronda para el crecimiento de la ciudad, tanto en
su relación con los arrabales históricos como la Macarena o el Hospital de las
Cinco Llagas como para los ensanches del siglo XIX: San Julián-Cruz Roja ; La
Trinidad; San Roque-La Florida ; La Calzada; y el Prado de San Sebastián.
Hasta hace apenas unos
veinticinco años, la Ronda Histórica, como Torneo era una vía inhóspita, congestionada,
plagada de humos y tráfico. La apertura de nuevas rondas para el 92
(Tamarguillo; Ronda María Auxiliadora-Los Remedios; SE-30) o la apertura de la
calle Torneo, con el traslado de la estación de ferrocarril y en fechas más
recientes el carril-bici y el sentido único de circulación, nos han dejado una
ronda histórica más habitable.
Arquitectónicamente
la Ronda histórica tiene mucho interés para el período temporal al que solemos
dedicarnos –primer tercio del XX- y en dos entradas de este blog vamos a
intentar explicar por qué. La primera entrada está dedicada a Menéndez Pelayo,
María Auxiliadora y Ronda de Capuchinos y la segunda íntegramente a calle
Recaredo.
Repararemos en
edificios de los siguientes arquitectos:
-Antonio Arévalo
Martínez
-Antonio Gómez Millán
-José Gómez Millán
-Aurelio Gómez Millán
-Fernando Guerrero
Strachán
-Aníbal González
Álvarez-Ossorio
-Ramón Balbuena y
Huertas
-Juan Talavera y
Heredia
-Gabriel Lupiañez
Gely
-Rafael Arévalo
Carrasco
-Juan José López Sáez
-José Espiau y Muñoz
-José Sáez y López
-Jacobo Galli
Lassaletta
-Joaquín Diez Langa
Veremos edificios de
uso sanitario, educativo, comercial o residencial. El grueso de los inmuebles
son regionalistas, aunque también hay
representación modernista, racionalista y algún edificio ecléctico.
En Menéndez Pelayo 4,
Aníbal González proyectó este edificio de oficinas para Carlos Ybarra.
Nos dice la página
web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH):
Una de las últimas obras de
Aníbal González (1928-1930, acabada tras su fallecimiento por Aurelio Gómez
Millán) en la que propone una mayor contención formal y decorativa para un
edificio que asume un papel singular en la vía que se traza junto al lugar
antes ocupado por las murallas de la ciudad. La racionalidad y austeridad de su
volumen destaca así como el uso de un lenguaje de huecos cercano a los
presupuestos clasicistas, apostando por el orden, utilizando el recercado en
piedra para enmarcar el espacio central de la fachada destacando sobre los
muros de ladrillo visto, en un conjunto que quizás inicia un nuevo camino
expresivo de mayor contención truncado por su enfermedad y temprana muerte
Colindante con este
edificio, en la Avenida de Málaga, se levantó en su día el Hotel América
Palace, del arquitecto malagueño Guerrero Strachám, del año 1927-29.
Dice el IAPH:
Este hotel tenía como hecho
significativo el que debía ser reconvertible en vivienda tras la celebración de
la Exposición Iberoamericana del año 1929. La presencia del conocido arquitecto
malagueño Fernando Guerrero Stracham se debe a que el promotor era de dicha
ciudad.
En la fachada, se empleó un
estilo regionalista con intención de aproximarse a su versión sevillana. No
obstante puede reconocerse ciertas injerencias historicistas con motivos
tomados del plateresco. Son la cerámica y la cerrajería en hierro forjado los
materiales y elementos constructivos encargados de reconducir el edificio hacia
el regionalismo sevillano. El uso singular de hotel tiene también consecuencias
en la composición de la fachada, con grandes miradores terminados con cubiertas
de tejas y grandes aleros sobresaliendo. Dentro de la dimensión que toma el
edificio, estos elementos de coronación introducen una variación que rompen la
monotonía de una fachada que repite sistemáticamente un tipo de hueco por
planta.
En este sentido hay que valorar
la racionalización de la construcción. Hay también que reseñar que los
miradores de la cubierta tienen relación con las parcelas en las que
actualmente se divide el edificio. La planta baja se organizaba para permitir
la entrada del automóvil hasta las escaleras, las cuales rodeaban a un patio
cubierto hexagonal que también organizaba las plantas superiores ya que a
partir de este espacio aparecían los pasillos de distribución. De todo ello
queda las fachada como testimonio de una época habiendo el inmueble respondido
a las expectativas posteriores al haberse transformado en viviendas.
En Menéndez Pelayo 28, se encuentra este edifico recién restaurado (el gemelo número 30 está ahora en restauración, tras haber deshauciado a los inquilinos tradicionales) de Balbuena Huertas del año 1.922.
En Menéndez Pelayo
esquina a Demetrio de los Ríos proyectó Talavera y Heredia en 1925-6 este edificio
para Dolores Sánchez. ES un tipo de edificio muy identificable en la obra de este arquitecto en el que el castillete de la fachada es como una rúbrica del artista
El edificio fue
ampliado con este otro de los números 34-36 de Menéndez Pelayo:
Un cambio de tercio
total supone el edificio para cinematógrafo y viviendas de Menéndez Pelayo de
los arquitectos Lupiañez Gely y Arévalo Carrasco del año 1939-41
Dice la ficha del Catálogo Complementario del Plan Especial de Protección del Ayuntamiento de Sevilla:
El edificio del antiguo cine
Florida consta de dos cuerpos diferenciados, articulados entre si. Un cuerpo de
fachada a la c/ Menéndez Pelayo, conformado por un edificio de viviendas en
doble crujía con la directriz paralela a la curvatura de la calle, a través de
cuya planta baja se accede a un volumen dispuesto en el interior de la parcela,
de mayor escala interior, inicialmente ocupado por la gran sala de cine.
El edificio presenta rasgos
compositivos racionalistas, si bien complementados con elementos que buscan un
cierto compromiso con la monumentalidad propugnada por las autoridades de la
época: recercados de huecos, avitolado de fachadas, etc.
El cine Florida constituye uno de
los pocos ejemplo de arquitectura de uso público del racionalismo sevillano,
que encuentra en el campo de los cinematógrafos una veta para un cierta
experimentación. En su momento fue la mayor sala de cine de la ciudad, y -como
la mayor parte de las salas dispuestas en las rondas- asumió una programación
“de barrio” (reestrenos, humor, etc), frente a los contenidos elitistas de las
salas céntricas
El edificio del cine Florida
reúne varios rasgos que justifican su protección. La correcta resolución de la
articulación entre los dos cuerpos con usos diferenciados, la adecuación de su
escala y orden compositivo respecto a la conformación con la Ronda, su
condición de exponente de la escasa arquitectura racionalista sevillana, y la
característica espacialidad de las grandes salas de cine, mayoritariamente desaparecidas.
El cuerpo de fachada se conserva
básicamente inalterado, a excepción de desafortunadas sustituciones de
carpinterías y alguna disposición de maquinaria de climatización en balcones.
Sin embargo el ámbito del antiguo cine ha sido objeto de transformaciones que -si
bien mantienen su condición de local público- han conllevado la fragmentación de
su espacialidad interior.
Frente a este
edificio en la calle La Florida 17, este chalet neoclásico del maestro de obras
Galli Lassaletta
Damos un salto (dejando
aparcada la calle Recaredo para la próxima entrada) y nos vamos a María
Auxiliadora. En el número 6 esquina a José Morales y Torres, esta casa de pisos
de Arévalo Martínez del año 1920-21.
En el número 16,
también del mismo Arévalo Martínez, el Laboratorio municipal, al que tuvimos la
oportunidad de dedicarle una entrada
Las naves
industriales del número 18 de la calle son de principios del XX y no está
documentado el arquitecto o ingeniero de las mismas. Una de ellas está dedicada
a sala de fiestas
Y la otra alberga una
pequeña superficie comercial
María Auxiliadora 43, del año 1927-28, casa de pisos de Antonio Gómez Millán para Manuel Caselles
Y en el 45, esquina con Madre Isabel de la Trinidad, también del mismo arquitecto
Nuestro siguiente
destino es la Ronda de Capuchinos y nos detenemos en el número 5, 7 y 9 donde
Espiau y Muñoz construyó esta casa de pisos de viviendas protegidas:
Dice el IAPH:
En la ronda histórica se efectúa una notable operación de vivienda colectiva, entre 1927 y 1928, dirigida a una población de menor poder adquisitivo, con esta construcción promovida por el Monte de Piedad y Caja de Ahorros. Las notables modificaciones que vive el proyecto las refleja Villar Movellán en la biografía de Espiau, comentando como desde unos primeros intentos, en que la edificación presentaba patio abierto al exterior, la obra deriva en la conformación de una calle interior, perpendicular a la fachada, con la que entronca mediante un arco de entrada, permitiéndole toda la operación una mayor valoración de la zona central de la fachada, que queda rematada por un penacho de ladrillo tallado
En Ronda de Capuchinos
11, construyó Antonio Gómez Millán el dispensario y clínica de la Cruz Roja. La zona de la Macarena se especializaba en equipamientos sanitarios y después se construirían el Hospital Macarena, el Instituto Anatómico-Forense...
Por último, en el número 38 de la Ronda, de 1937, la antigua Clínica Vázquez Elena, otra obra racionalista, de los arquitectos Lupiañez y Arévalo. A este edificio, actual sede la Fundación El Monte, ya nos hemos referido en otra entrada
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