Esta segunda entrada
sobre la Ronda Histórica de Sevilla está dedicada íntegramente a la calle
Recaredo.
El primer edificio en
que reparamos es del arquitecto López Sáez, de 1935-36 y está en el número 3.
En el número 5, otro
edificio del mismo arquitecto y año.
En Recaredo 8, la
casa de viviendas para Antonio Fajardo, año 1928-29, Espiau y Muñoz.
Y Recaredo 9,
también de Espiau y Muñoz, de 1.921
A la altura de este
edificio en la acera de los números pares y saliéndonos momentáneamente de
Recaredo para alargarnos hasta la plaza de Carmen Benítez nos encontramos el
Colegio Público del mismo nombre, de 1.910
Volvemos a Recaredo y
en la acera de los números pares, encontramos en el 28 la casa de inspiración modernista
para Alberto Murtas. Es del arquitecto Antonio Gómez Millán, del año 1913-14.
El siguiente
edificio, el 30, es de Arévalo Martínez. Actualmente es una vivienda
particular, pero fue construido, junto a otra serie de edificios iguales (San
Luis, Miraflores, Santander, Carmen, Pagés del Corro, González Cuadrado y uno
más desaparecido en Luis Montoto) para la Compañía de Gas y Electricidad. Es
del año 1.912.
Otro edificio de
Arévalo Martínez es el de Recaredo 13, de 1.930
Y este otro de 1.912-13,
en el número 33, casa para Arturo Palacios.
En el 31 de la calle,
esta casa de Sáez y López, de estética ecléctica, actualmente Colegio Santa
Tomás de Aquino.
A continuación, otros
dos edificios de López Sáez, el del número 35, de 1929-31
Y el del número 37,
de 1927-29, y que elegimos como fotografía de portada de esta entrada.
En Recaredo 32, la
representación racionalista con este edificio de renta de Diaz Langa, al que ya nos referimos en otra entrada
En el número 41 se
encuentra el Colegio de Educación Especial Virgen de la Esperanza, de Talavera
y Heredia.
Dice la web del
Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH)
En los años previos a la
Exposición Iberoamericana, con la Dictadura Primo de Rivera, se aprobaron una
serie de ayudas a la ciudad decisivas para poner terminar algunas obras
imprescindibles que fueron aprovechadas para poner en marcha otros planes imprescindibles para la
modernización de la ciudad. En 1927 se aprobó el Plan de Construcción de
Escuelas primarias municipales, que por primera vez trata simultáneamente todo
el problema en el conjunto de la ciudad, incluyendo obras completamente nuevas
junto a la ampliación y renovación de las antiguas escuelas. Inmediatamente se
emprende la campaña de adquisición de suelo para las nuevas escuelas. En el
lote entra el solar de estas escuelas logrado por la adquisición de un solar y
varias casas que tuvieron que ser demolidas.
Este edificio se promovió como
escuela modelo graduada de Sevilla, en paralelo la ciudad sofocó su déficit con
obras de adaptación de edificios originariamente destinados a otros usos como
conventos desamortizados que habían albergado múltiples usos consecutivos, los
almacenes municipales, recurriendo también a la ampliación de las escuelas ya
existentes. Este fue el primer edificio de nueva planta destinado
específicamente a grupo escolar graduado que pudo realizar la ciudad antes de
1929 a consecuencia de las obras conexas a la Exposición de 1929. En él se puso
todo el empeño en mostrar lo ideal del programa escolar, incluso en un solar de
condiciones muy restrictivas, lo que muestra la capacidad del arquitecto
municipal Juan Talavera y Heredia frente a los retos que proponía la ciudad del
momento.
Construir además de fachada, un
edificio de uso público funcionalmente exigente y ocupando poco suelo. El
contrapunto a los excesos de los pabellones que se construían para la
Exposición Iberoamericana. Un semisótano abierto, en continuidad con el patio,
amplia la superficie de juegos y actividades de aire libre, junto al aula de
aire libre que se adosa a la medianera con los edificios colindantes.
Construido con estructura metálica y cerramientos de ladrillo, como la
tecnología de construcción más avanzada y viable en la ciudad del último
regionalismo. Fachada historicista neobarroca que busca cierto anonimato
ocultándose detrás de un leve jardín colmado de árboles y que sirve para
extender una pretendida imagen de ciudad jardín y además para amortiguar el
ruido de la Ronda histórica, la vía de tráfico más transitada de la ciudad;
función a la que contribuye una opción tipológica poco usual en Sevilla que
dispone el corredor al exterior. Talavera importó la solución de ejemplos de
los más prestigiosas ejemplos parisinos.
Las aulas, al patio interior, libre de
compromisos de imagen con la Sevilla de la EIA, construyen una fachada
estrictamente racional que se aproxima la modernidad. Este edificio supone una
de las experiencias fundamentales precedentes a los prototipos que el mismo
arquitecto proyectó en el año 1934 para las escuelas municipales republicanas
en la Barzola, en calle Arroyo en la Huerta de Santa Marina y en calle
Procurador.
Y acabamos con este edificio
del número 40, de estilo neoclásico-modernista según la ficha del Catálogo
municipal y que dicho Catálogo atribuye
al arquitecto Francisco Ortiz del año 1883.
Sin embargo, el IAPH atribuye
el edificio a Aníbal González y lo data en 1928.
Da el IAPH la siguiente información:
Situado en la
Avenida Menéndez Pelayo, un emplazamiento fuertemente condicionado por hechos
consecuentes de la E.I.A. del año 1929.
Tanto la regularidad de la parcela como el uso del edificio, con programa administrativo, facilitan su rotundidad y su regularidad geométrica en todo: planta, sección, altura, volumen y composición de la fachada.
Esta obra de Aníbal González manifiesta un cambio sensible del autor hacia posiciones diferentes a las mantenidas en sus actuaciones para la E.I.A. de 1929, abandonando la elocuencia regionalista para recuperar una expresión clasicista que entronca con la austeridad formal y la racionalidad constructiva. La continuidad que implica el uso de la tecnología del ladrillo se matiza con la incorporación de los detalles de piedra en elementos singulares como las esquinas y la portada, en todo caso tecnologías ya experimentadas en anteriores obras, lo que permite garantizar el grado de perfección en la ejecución.
Cabe pensar que se ha
tratado de un error del IAPH, ya que ni Alberto Villar Movellán, ni Víctor
Pérez Escolano, dos de los mayores estudiosos de Aníbal González, catalogan
este edificio como construido por este arquitecto.
Y con esto hemos
acabado las dos entradas dedicadas a la Ronda Histórica de Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario