domingo, 13 de noviembre de 2016

Otros bienes mudéjares de la ciudad de Zaragoza




Esta tercera entrada sobre el mudéjar aragonés Patrimonio de la Humanidad está dedicada, como la segunda, a la ciudad de Zaragoza. Si en aquella conocimos el valor patrimonial del Palacio de la Aljafería, ahora la haremos del de la Seo y de la Torre e Iglesia de San Pablo Apóstol. También aprovecharemos para conocer otros monumentos mudéjares importantes que no están en la lista Unesco.



Este plano de situación nos muestra la ubicación de los bienes culturales a los que dedicamos la entrada. Empezando por "otros monumentos", conozcamos el Torreón de la Zuda y la Casa y el Arco del Deán. El Torreón de la Zuda es actualmente una oficina municipal de información turística:


El Torreón de La Zuda que hoy conocemos, fruto de diversas reedificaciones, habría sido la torre del homenaje del alcázar sarakustí, edificada sobre uno de los torreones de la muralla romana. El 18 de diciembre de 1118 los musulmanes rinden la ciudad a Alfonso el Batallador, tomando posesión el rey al día siguiente de La Zuda que, según la capitulación, debía ser ocupada por las tropas cristianas. Esta toma de posesión simbolizaba la ocupación de la ciudad. A partir de este momento, será residencia de los monarcas aragoneses, hasta el siglo XIII, en el que empezarán a utilizar para este fin el Palacio de la Aljafería. La imagen actual del torreón responde a la reedificación de la segunda mitad del siglo XVI.


Constituye uno de los rincones más emblemáticos de nuestra ciudad. Su origen se sitúa en el s. XIII, cuando se planteó llevar a cabo una construcción que comunicase la catedral con la nueva casa del deán, cabeza del cabildo después del prelado. El arco actual, muy restaurado, responde a la reforma realizada en el s. XIV, siendo lo más sobresaliente de esta obra el mirador, con ventanales de tracería gótico mudéjar.


Pasemos ahora a ver tres iglesias mudéjares muy interesantes que, aun no perteneciendo a la lista Unesco, son monumentos mudéjares relevantes de la ciudad de Zaragoza: se trata de las Iglesias de San Gil, de San Miguel de los Navarros y de la Magdalena.






































Tras la reconquista de la ciudad, se construyó un templo románico que, mediado el siglo XIV, fue destruido para levantar sobre sus ruinas la actual iglesia mudéjar. En el exterior destaca la portada principal, construida en 1640, y, sobre todo, la torre, levantada en ladrillo como el resto de la construcción y documentada ya en 1356. Combina su planta cuadrada de los pisos inferiores con la rectangular de los superiores, abriéndose en los dos últimos cuerpos los vanos para las campanas. El interior corresponde a la reforma barroca llevada a cabo entre 1719 y 1725, cuando se cambió la orientación del templo para dar la nueva entrada, se rehicieron el ábside y el cuerpo de los pies, se construyó la nueva cubierta con bóvedas de cañón con lunetos y fue decorado todo el conjunto con yeserías barrocas. Destaca el retablo mayor, contratado en 1628, dedicado a San Gil Abad.

En cuanto a la Iglesia de San Miguel de los Navarros:


































Antigua construcción románica, que se amplía por una nueva mudéjar en el siglo XIV. La planta inicial constaba de una nave, ábside poligonal de cinco lados y notable decoración mudéjar exterior.La reforma añade una nueva nave lateral más baja, transformando las capillas en arcos, y alojando a los pies el Coro. La torre, de planta cuadrada, se divide en tres tramos con los dos superiores cubiertos de labores en ladrillo resaltado, creando paños de arco mixtilíneos entrecruzados y de rombos. Está rematada por un chapitel de hierro del siglo XVIII. Iglesia vinculada a la reconquista de la ciudad. Exterior: destacaremos el bello ábside con motivos heráldicos relacionados con la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena; y, también, la torre de planta cuadrada.

Y por último, la Iglesia de la Magdalena, la más hermosa de las tres y cuya torre nos recuerda a las de Teruel.


















Se levantó a comienzos del siglo XIV en sustitución de un templo románico anterior. Su tipología corresponde al modelo de iglesia de nave única, con capillas entre los contrafuertes y cabecera poligonal. El templo cambia su orientación en la reforma del siglo XVIII, situándose la nueva puerta de acceso en la antigua cabecera absidial. La portada original con arquivoltas se encuentra cegada en el lado sur, en la calle Mayor.El exterior del ábside se decora con paños de arcos mixtilíneos entrecruzados bajo ventanas apuntadas y, sobre éstas, cruces de múltiples brazos formando rombos. La torre sigue los modelos de las turolenses de San Martín y el Salvador; su estructura responde también al modelo de alminar almohade, como en San Pablo, es decir,está formada por dos torres, una envolviendo a la otra, con la rampa de escaleras entre ambas. Los motivos ornamentales son los tradicionales en la arquitectura mudéjar aragonesa, enriquecidos en este caso con piezas de cerámica vidriada.En el interior sobresale el conjunto escultórico del Retablo Mayor y las imágenes situadas en la nave, obra de José Ramírez de Arellano (siglo XVIII), autor de las esculturas de la Santa Capilla del Pilar. La iglesia poseyó un retablo de Damián Forment que hoy se conserva troceado en dos capillas del templo.


Pasamos ahora a conocer los dos monumentos mudéjares de la ciudad de Zaragoza que están en la lista Unesco, en primer lugar la Iglesia de San Pablo:





































La iglesia de San Pablo se levantó para sustituir la antigua ermita románica de San Blas, que se había quedado pequeña ante el crecimiento del barrio. El templo actual es el resultado de una serie de añadidos que fueron ampliando el núcleo original del siglo XIV, el testimonio más valioso del estilo mudéjar en Zaragoza.







































Su tipología sigue los modelos tradicionales de las iglesias mudéjares: nave única, capillas entre los contrafuertes y cabecera poligonal de cinco lados; el interior se cubre con bóvedas de crucería y cañón apuntado. En el siglo XV se añadieron dos naves laterales de anchura desigual que rodean completamente la construcción anterior. Las capillas que se abren en estas naves son adiciones de los siglos XVI, XVII y XVIII.





































La torre, situada originalmente a los pies del templo, queda ahora inmersa en la construcción. Presenta planta octogonal y estructura de alminar almohade, con una torre exterior que envuelve a otra interior; entre ambas se sitúa la caja de escaleras. La decoración exterior se centra en los pisos superiores, para poder ser vista desde cualquier punto de la ciudad. La pobreza y monotonía del muro de ladrillo se enriquece con los paños de cruces de múltiples brazos y los frisos de arcos entrecruzados. El cuerpo superior decorado con cerámica y el chapitel son añadidos del siglo XVII.






































La portada norte, conocida como la Puerta de Tramontana o el Santo Cristo, se abre mediante arco rebajado deprimido. En las jambas aparecen las figuras de San Pedro y San Pablo y en el tímpano superior, Cristo sedente, la Virgen, San Juan, San Blas y otro santo sin identificar. La portada sur presenta la imagen de Nuestra Señora del Pópulo y es fruto de diversas intervenciones en los siglos XVII y XVIII.





































El Retablo Mayor fue encargado a Damián Forment en 1515 y muestra una clara relación con otras obras del autor, como los retablos del Pilar de Zaragoza y el de la Catedral de Huesca. Realizado en madera dorada y policromada, tiene como titular a San Pablo, cuya imagen se encuentra en la hornacina central flanqueada por escenas de la vida del santo. En el centro del banco aparece una pintura de Jerónimo Cosida -mediados del siglo XVI, estilo manierista- con el tema de la Inmaculada rodeada de los Patriarcas del Antiguo Testamento y Doctores de la Iglesia.




































A ambos lados del retablo se encuentran las puertas que permitían cerrarlo en determinadas liturgias. Formadas por grandes lienzos en color y grisalla, fueron realizadas en 1596 por Antonio Galcerán y Jerónimo de Mora y constituyen un elemento patrimonial único en Zaragoza al ser las únicas que se conservan en la ciudad.







































La última parada es en la Seo o Catedral de Zaragoza. Este templo junto a la Basílica del Pilar y al Palacio de la Aljafería constituyen los bienes patrimoniales más importantes de la ciudad de Zaragoza. Los elementos mudéjares de la Seo son el ábside, la parroquieta y el cimborrio. Veamos una breve descripción de la Catedral:

La primera catedral cristiana de Zaragoza, construida bajo la advocación de San Salvador, se levanta sobre el mismo espacio que antes había ocupado el templo romano del foro, la iglesia visigoda y la mezquita mayor musulmana. A finales del siglo XII, se inician las nuevas obras que siguen las pautas artísticas del románico tardío, con elementos que se habían desarrollado en la catedral de Jaca.








































El templo se amplía a finales del siglo XIV, de acuerdo con el nuevo espíritu del gótico. Testimonio de esta época son los ábsides superiores y el muro de la Parroquieta, obra cumbre del mudéjar zaragozano. Este muro cierra la capilla de San Miguel, construida por encargo del arzobispo Lope Fernández de Luna como capilla funeraria; en su interior guarda el sepulcro en alabastro del prelado y una espléndida techumbre de madera dorada. La parte superior del ábside central fue levantada a comienzos del siglo XV gracias al mecenazgo del Papa Luna. La Seo adquiere sus dimensiones y aspecto definitivo en el siglo XVI, bajo el arzobispado de Don Hernando de Aragón.






































A esta etapa corresponde el cimborrio, que constituye una valiosa muestra del arraigo de la tradición mudéjar en nuestra región; y, también, la capilla de Gabriel de Zaporta, construida entre 1569 y 1578, con retablo en alabastro de Juan de Ancheta.





































Las últimas intervenciones que completan su fisonomía exterior son la torre barroca y la portada clasicista, construidas en los siglos XVII y XVIII. 

 
En el interior destaca el Retablo Mayor, obra representativa del gótico europeo realizada en el siglo XV bajo el patrocinio del arzobispo don Dalmau de Mur. El conjunto, obra de los escultores Pere Johan y Ans Piet



Con la Seo y sus elementos mudéjares nos ocurre algo parecido que con los de la AljaferíaAunque estos elementos mudéjares en la Seo sean muy vistosos y relevantes, en el conjunto de la Seo son cuantitativamente relativos, ya que la Catedral es un templo gótico y los elementos mudéjares están presentes en un paño de la fachada del templo. Quiero decir con esto que la Seo es Patrimonio de la Humanidad por el mudéjar, pero que seguramente como tal bien podría ser Patrimonio de la Humanidad como los son tantas catedrales españolas.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Restos mudéjares del Palacio de la Aljafería de Zaragoza


En una entrada anterior presentamos el múdéjar de Teruel, en lo que fue la primera exposición de nuestro trabajo sobre el mudéjar aragonés. Como ya comentamos,  en 1986, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad el conjunto mudéjar de Teruel y extendió esta consideración a otros monumentos mudéjares de Zaragoza ciudad y provincia. En total son diez los monumentos incluidos en la distinción de la Unesco: los cuatros de Teruel ya expuestos: tres en la provincia de Zaragoza a la que dedicaremos otra entrada y otros tres en la ciudad de Zaragoza.

Los bienes mudéjares de la ciudad de Zaragoza considerados Patrimonio de la Humanidad son: los restos mudéjares del Palacio de la Aljafería; el ábside, parroquieta y cimborrio de la Catedral o Seo y la Torre e Iglesia de San Pablo Apostol. Preferimos dedicar una entrada por separado a la Aljafería por la singularidad de este monumental palacio.

Pasamos a conocer este palacio siguiendo la web de Patrimonio Cultural de Aragón. La Aljafería es en la actualidad la sede de las Cortes de Aragón:


La Aljafería es un bien cultural muy heterogéneo, ya que incluye un palacio hispanomusulmán, un palacio medieval y un palacio renacentista. Las fotografía las tomamos en nuestra visita- 







El Palacio de la Aljafería es uno de los monumentos más emblemáticos de Aragón. La edificación más antigua que hoy se conserva del conjunto es la Torre del Trovador, cuyos pisos inferiores datan del siglo IX y que fue integrada en el palacio musulmán levantado en el siglo XI por los Banu Hud, monarcas de la Taifa zaragozana. Este palacio es considerado en la actualidad como una de las cimas del arte hispanomusulmán.



En el interior, el eje central  alberga las construcciones residenciales del palacio taifal, de gran belleza ornamental. Allí se localiza el patio de Santa Isabel, de planta rectangular, a cielo abierto, con albercas en sus lados cortos y un pórtico que lo rodea precediendo las estancias.


En el lado Norte se disponen los espacios más relevantes, como son el Salón de los Mármoles o Salón del Trono y a ambos lados dos estancias cuadradas a modo de alcobas reales. Esta zona destacaba por su exhuberancia ornamental, aunque en la actualidad se conserven fragmentos aislados, y también por la utilización del arco mixtilíneo, característico de la Aljafería.



En el flanco oriental del pórtico Norte se encuentra el pequeño oratorio que estuvo destinado al uso exclusivo del monarca y su corte. Su planta es de formato cuadrado que en altura se convierte en octogonal y en uno de sus lados, orientado hacia el sureste, se abre en arco de herradura el nicho del mihrab. Del oratorio original se conserva en su primera planta una rica decoración a base de arcos mixtilíneos, ataurique y un friso con una leyenda cúfica y por encima de éste, una galería de arquillos lobulados con restos de decoración pictórica. 






































Después de la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118, el palacio fue reformado en numerosas ocasiones. La mayoría de los restos de época medieval que han llegado hasta nuestros días datan del reinado de Pedro IV el Ceremonioso en el siglo XIV. Se localizan en las plantas baja, intermedia y superior y corresponden con la parte mudéjar del conjunto. La puerta de ingreso al palacio desemboca en el patio de San Martín desde donde se accede a la iglesia mudéjar dedicada al mismo santo.







































En el lado Sur del patio de Santa Isabel se localiza la sala de San Jorge y en el Norte la sala baja del palacio mudéjar cubierta por un espectacular alfarje ornamentado con motivos heráldicos. En el sector Norte, sobre el palacio musulmán se ubican tres estancias pertenecientes al palacio de Pedro IV como son la sala que lleva el nombre del propio monarca, la alcoba de Santa Isabel y la planta superior de la Torre del Trovador.









































Los Reyes Católicos levantaron su palacio entre 1488 y 1495 sobre el ala norte del conjunto islámico, destruyendo parte del palacio medieval así como la cubrición de la mezquita. En la nueva ampliación se funden distintos estilos artísticos que van desde el gótico final hasta el renacimiento, pasando por el mudéjar de espléndida calidad, en lo que se ha venido denominando como "estilo Reyes Católicos". Para acceder a las estancias principales de este palacio del siglo XV se realizó la escalera noble que desemboca en la galería o corredor superior.






































En este punto nos encontramos frente a la puerta del Salón Dorado o Salón del Trono, a partir del cual se distribuye el resto de las estancias del palacio. El elemento más destacado del salón es su impresionante techumbre de madera tallada, dorada y policromada, compuesta de vigas y traviesas decoradas con lacerías que en sus intersecciones forman estrellas de ocho puntas. Generan treinta casetones profusamente ornamentados en su interior con el yugo y las flechas, emblemas de los monarcas Fernando e Isabel, con motivos vegetales y con unas llamativas piñas colgantes, cuyo simbolismo se relaciona con la fertilidad y la inmortalidad. Bajo el artesonado discurre una galería de arcos conopiales y en su parte inferior se dispone en un friso una inscripción latina con caracteres góticos que exalta las virtudes y hazañas de los Reyes Católicos. En torno al Salón Dorado se disponen la sala de los pasos perdidos, compuesta por tres pequeñas habitaciones, la sala de Santa Isabel, la sala de deliberaciones y la sala de Pedro IV. Todas ellas poseen magníficas techumbres decoradas con diferentes motivos geométricos y vegetales, estando siempre presentes el haz de flechas de la reina Isabel y el yugo con el nudo gordiano y la frase "tanto monta" del rey Fernando. 






































































El 4 de junio de 1931 el Palacio de la Aljafería fue declarado Monumento Nacional de Interés Histórico-Artístico. El Boletín Oficial de Aragón del día 23 de enero del 2002 publica la Orden de 2 de enero de 2002, del Departamento de Cultura y Turismo, por la que se completa la declaración originaria de Bien de Interés Cultural del denominado Palacio de la Aljafería en Zaragoza, El 14 de diciembre de 2001 el Palacio de la Aljafería es declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO al ser considerado uno de los principales ejemplos del arte mudéjar aragonés. 

Después de la visita de la Aljafería resulta difícil pensar que el conjunto es Patrimonio de la Humanidad por sus restos mudéjares, que no son precisamente lo más relevante del Palacio. Yo creo que la Aljafería en cuanto  conjunto que expresa gran parte de la historia aragonesa; como monumento civil (los nueve monumentos mudéjares restantes de la lista Unesco son religiosos) y como compendio de manifestaciones artísticas tan diversas se haría  merecedora de la distinción de Patrimonio de la Humanidad.