sábado, 23 de agosto de 2014

La capilla del Carmen



Esta entrada la hemos dedicado a una de las obras que ya en su día dijimos eran, a nuestro juicio, de las más representativas del regionalismo arquitectónico sevillano. Si Aníbal González dispuso de espacio en la Plaza de España, aquí tuvo que inventar cómo sacarle partido a tan reducido espacio para hacer un humilladero (como veremos ahora que califica Pérez Escolano la capilla) que dejara impronta. Es la puerta a un barrio excepcional: se sitúa sobre un puente excepcional: se utilizan materiales constructivos muy simbólicos, el ladrillo y la cerámica; y se evoca además a la Giralda y a la Torre del Oro. La advocación de la capilla es la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, otro elemento más que enlaza con la historia trianera.

Con independencia de las convicciones religiosas de cada cual, no podemos olvidar que estamos en la Muy Noble, Leal, Heroica, Invicta y... Mariana ciudad de Sevilla. 

La Capilla está catalogada como inmueble con grado de protección “B”, esto es protección integral y se incluye en el Sector 14 del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla.

Las fotografías son nuestras, salvo el alzado del edificio y la lámina de la Virgen del Carmen, tomados del Catálogo referido.

Los textos que se recogen proceden, como es habitual en este blog, de la web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.


La Capilla de la Virgen del Carmen se sitúa en la Plaza del Altozano, a la salida -o a la entrada- de Triana por el puente de Isabel II -puente de Triana-, a eje con el último tramo de la calle Betis, focalizando desde la orilla de Sevilla el final del puente y referencia suficiente, a pesar de sus reducidas dimensiones, para localizar la plaza del Altozano. Linda en su trasera con el recién rehabilitado mercado de abastos que queda situado a una cota sensiblemente inferior a la de la Capilla. 





Se trata de un edificio de dos pequeños elementos: una capilla cilíndrica rematada por una cúpula que se une a una torre campanario mediante un cuerpo rectangular que sirve de acceso al edificio. Está íntegramente ejecutada con fábrica de ladrillo cara vista, con recubrimiento de azulejos en la cúpula y en el remate de la torre y con elementos ornamentales cerámicos



El acceso a esta Capilla-Humilladero se realiza mediante una pequeña escalera adosada a la fachada en una esquina que permite salvar la diferencia de cota existente entre el acerado del puente y la Capilla. Parte de este edificio se apoya sobre el ya citado mercado de abastos y en él existen instalaciones de agua, electricidad y saneamiento, aunque éste se reduce a un desagüe que vierte al exterior. 

Según recuerda Alberto Villar Movellán (Arquitectura del Regionalismo en Sevilla), la "Capilla del Carmen [...] sustituye a la antigua del mismo lugar, derribada en 1918 para proceder al ensanche de la rampa del puente de Triana", indicando como procedencia formal el "Pilar de Zaragoza, cuyas torres se completaban poco antes [en 1872 se culminó la gran cúpula central y una torre a las que siguieron el resto en 1907 y en 1961] y hacia los esquemas octogonales del mudéjar de los reinos levantinos". El fuste de la torre es octogonal en todos sus tramos.



"Pero aparte de eso [continúa], una serie de analogías justifican su sevillanismo para los trianeros. En efecto, el conjunto, uno de los más logrados de Aníbal González por sus proporciones y composición, por el encaje perfecto en el medio que lo rodea, es un canto al ladrillo y a la cerámica que nacen muy cerca de allí; los dos cuerpos tan bien definidos, de edículo y torre, son una perfecta alusión sacra de la Giralda y la Torre del Oro, en Triana y frente a los originales, que se divisan desde allí en la otra margen del Guadalquivir. Nadie dudaba de que aquello era "arquitectura regional", pero de la tradición no quedaba sino la veleta con el sereno Marchena, aprovechada de la antigua Capilla".

Completa esta descripción Víctor Pérez Escolano (Aníbal González). 

"Tras las obras de nueva rasante en el Puente de Isabel II, el Ayuntamiento encarga a Aníbal González la nueva Capilla de la Virgen del Carmen en el Altozano; el proyecto de 1924 se concluye en 1928.




Esta tercera obra de carácter religioso del arquitecto es una obra muy interesante. De diminutas dimensiones, es casi un ideograma, cúpula y torre, idea de espacio sacro e idea de llamada y elevación; estamos ante unos símbolos espaciales pero extraídos de su auténtica potencia, de su espacio real en definitiva. La Capilla del Altozano, más que una capilla es una cruz de término, un humilladero, un recuerdo religioso al paso del viandante que cruza de Triana a Sevilla. El eclecticismo permite esta nueva e inaudita contradicción entre sentido de uso y presencia formal, la utilización de un código estilístico u otro es un problema posterior

[...]".
En la decoración cerámica, como posteriormente en la de la Plaza de España, colaboró el ceramista local Emilio García García. 






En el interior del cuerpo que remata la cúpula se encuentran las Santas Justa y Rufina y la Giralda.

Detalle de la Giralda

Detalle Santas Justa y Rufina

La torre es un pequeño campanario cuyas campanas repican durante la Semana Santa al paso de las Cofradías de Triana. 


El edificio no es accesible de manera habitual, ya que desde la reja que abre el espacio de la Capilla al exterior se divisa perpetuamente el cuadro de la Virgen del Carmen que se venera -obra anónima datada en el XVIII, antes expuesta en la Iglesia de Santa Ana y en la precedente Capilla del Altozano, siendo posible que antes aún estuviera en el sustituido Puente de Barcas que unía Triana y Sevilla, y que representa la imagen sedente de la Virgen y el Niño llevando sobre sus cabezas sendas semicoronas de plata -. 



La Capilla presenta azulejos en tres zonas:
- el remate del cuerpo cilíndrico, anterior a la cornisa de la cúpula y que evoca la presencia de un pequeño tambor de apoyo, 

- los cuatro casquetes en que se fragmente la cúpula, interrumpidos por dos arcos cruzados de ladrillo visto, 

- el cuerpo de remate de la cúpula, soportado por ocho columnas portantes del cupulín, y los azulejos que revisten del cupulín. 

La Torre sólo tiene cerámica en el revestimiento y las ocho copas de su remate. 

No se conoce ninguna reforma ni modificación del edificio desde su construcción -salvo el cambio del trazado de la rasante del puente, que ha dejado a la Capilla en una cota inferior a la que se concibió en un principio- hasta el Proyecto de Reparación redactado en 1990 debido a diversas lesiones.

(…)
Como última valoración de este edificio se puede señalar su relevante presencia en el paisaje de la orilla del río, enfatizada por la fuga que implica su posición al final del tablero del Puente. Última referencia, en el tramo fluvial, de la Sevilla que se transforma en la primera mitad del XX con el Regionalismo, y que continúa con el nuevo paisaje soportado por las construcciones en la Isla de la Cartuja que nacieron al amparo de la Exposición Universal de 1992.




En esta última fotografía, por efecto de las luces y los reflejos, el rostro del fotógrafo, este servidor, se ha superpuesto a la de la Virgen y el niño, ocupando un lugar que no le corresponde. No obstante se puede contemplar bastante bien el altar de cerámica.

Conscientemente hemos obviado cualquier referencia al Puente de Triana, ya que queremos dedicarle una futura entrada al mismo.

Seguro que les ha gustado conocer un poco más sobre esta capilla trianera y sevillana. Hasta la próxima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario