martes, 28 de agosto de 2018

El palacio de Pedro I en ... Astudillo






El palacio de Pedro I en los Alcázares sevillanos es, seguramente, el edificio más llamativo de este conjunto Patrimonio de la Humanidad. Pero si viajamos por Castilla encontramos más palacios de Pedro I. La monarquía medieval española era itinerante por causas variadas (políticas, militares, económicas…) y el monarca que dio nombre a uno de los más espectaculares edificios mudéjares civiles, también dejó su huella en otras localidades castellano-leonesas como Tordesillas (Valladolid) o Astudillo (Palencia).

Ya, en su día, dedicamos una entrada al palacio de Pedro I en Tordesillas







Siguiendo el artículo “Los palacios de Pedro I. La arquitectura al  servicio del poder” de Antonio Almagro, en Anales de Historia del Arte, podemos profundizar en la génesis del palacio de Astudillo y  comparativamente con otros palacios del mismo monarca:


"En la villa palentina de Astudillo doña María de Padilla, a quien en su testamento D. Pedro reconoció como su legítima esposa, fundó un monasterio de monjas Clarisas en 13534. Como ocurrió en tantas ocasiones en Castilla, junto al convento se levantó un palacio o residencia que por su tipología y por la estrecha relación que la fundadora tuvo con el monarca, lo hemos considerado dentro de sus realizaciones 





Lo que se ha conservado de este palacio es bastante escaso y hay serias dudas sobre lo que llegó a edificarse del mismo. Apenas queda en pié la crujía septentrional que alojaba el salón principal de la residencia (Fig. 2). Junto a éste queda el zaguán y la portada exterior, sin duda lo más sobresaliente y significativo de todo el conjunto. La construcción se realizó en contacto con una primera residencia de aire más austero hoy conocida como Patio Castellano, edificio de tres crujías en torno a un patio adosado al lado occidental del convento. Todo parece indicar que se quiso dar una mayor prestancia a la residencia de quien era de facto la mujer del rey, dotándola de los pertinentes elementos simbólicos y protocolarios, como son una portada de cierta monumentalidad y unos salones de aparato, similares a los que había en los palacios reales."



El palacio como en Tordesillas se integra en un conjunto con el monasterio y el palacio de María de Padilla. De las webs del Ayuntamiento de Astudillo y de la Junta de Castilla y León hemos extraído una interesante galería fotográfica de este conjunto (en el que los vestigios del palacio de Pedro I son tan escasos como ya hemos señalado)













Retomando el artículo “Los palacios de Pedro I. La arquitectura al  servicio del poder”, volvemos ya a los palacios estrictamente y a sus antecedentes constructivos

"El reinado de Pedro I y la actividad constructiva que en torno a él tuvo lugar en el reino de Castilla representa un claro ejemplo del soporte que quiso dar a su proyecto político a través de un programa de construcciones de casas, palacios y alcázares reales que a lo largo de su reinado fue levantando y que culminarán en el gran proyecto del alcázar sevillano, síntesis de todos ellos y paradigma de un palacio real para un soberano que aspiraba a colocar a la monarquía por encima de cualquier otro poder o autoridad dentro del reino, en lo que constituye el modelo de los estados modernos que van surgiendo en Europa a partir de mediados del siglo XIII.
 
Palacio de Pedro I en Sevilla



La mayor parte de estos edificios responde a una disposición de planta muy parecida y que se organiza en torno a un patio rectangular con pórticos en todos sus lados. En cada lateral del patio hay una crujía ocupada por un salón de proporciones alargadas y con una alcoba en cada extremo de planta sensiblemente cuadrada. A los salones se accede por un arco desde la galería del patio y a las alcobas por puertas ubicadas en el centro de los testeros del salón. A ambos lados del arco de entrada al salón suele haber ventanas geminadas para la iluminación de éste. Sobre esta tipología genérica se producen variaciones ya que no todos los salones están acompañados de alcobas pues los espacios correspondientes a éstas pueden estar ocupados por los zaguanes o por otras dependencias o zonas de paso. Esta organización tiene sus raíces, sin duda, en la arquitectura andalusí en la que desde las construcciones de Madinat al-Zahra, tanto la presencia de patios como de  salones con alcobas o alhanías en sus extremos son característicos de cualquier residencia, tanto si se trata de un palacio como de una vivienda humilde. Sin embargo, la disposición de salones en los cuatro lados del patio parece, si no una creación cristiana, sí una tipología mucho más característica de los palacios castellanos que de los andalusíes, y lo mismo puede decirse de los patios con pórticos en sus cuatro lados. El precedente más antiguo conocido de esta disposición es indudablemente el llamado Patio de los Pilares de Madinat al-Zahra1, en donde aparecen salones en tres de los lados y pórticos en los cuatro. 

Medina Azahara

Sin embargo, no conocemos nexo de unión entre este modelo y los palacios castellanos que acabamos de mencionar de finales del siglo XIII, pues el modelo de casa o palacio andalusí posterior al siglo X suele consistir en un patio alargado con pórticos y salones en un lado o en dos lados enfrentados sin que hasta la construcción del Patio de los Leones de la Alhambra encontremos en residencias patios porticados en todo su perímetro. Por tanto, aunque esta tipología de los palacios castellanos deba considerarse de origen andalusí, pensamos que tuvo una evolución propia, adaptada sin duda a necesidades distintas de las que requería una vivienda dentro de la sociedad musulmana, lo mismo que se podría argumentar de la adaptación a otras condiciones climáticas, ya que mientras la presencia de pórticos únicamente delante de los salones respondería a una protección fundamentalmente contra el sol, el pórtico en todo el perímetro del patio podría estar respondiendo a otros condicionantes ambientales como la lluvia o el frío más propios de zonas septentrionales."

La Alhambra





El palacio sevillano de Pedro I supuso un paradigma constructivo que fue imitado (al menos su fachada) en numerosas ocasiones, sobre todo por familias nobles y en otras construcciones, no solo en Sevilla. Aquí mostramos los ejemplos del Palacio de los Marqueses de la Algaba o el antiguo Convento San Pedro Mártir y Madre de Dios de Toledo.



Palacio Marqueses de la Algaba, Sevilla

Convento Madre de Dios, Toledo

Por último, el historicista Pabellón Mudéjar de Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929 también bebe del palacio de Pedro I.



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