Nuestra visita al monasterio de Santa Paula la hemos ilustrado con textos de la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
El
Monasterio de Santa Paula se encuentra situado en la collación de San Román,
entre las calles Santa Paula, Enladrillada y Pasaje Mallol, próximo al convento
de Santa Isabel, a la parroquia de San Marcos y a la de San Román, en un
entramado de calles muy cercanas a la antigua calle Real hoy San Luis que
comunicaba la puerta de la Macarena con los Reales Alcázares.
El monasterio de Santa Paula se encuentra situado en el extremo de una manzana
de grandes dimensiones. Sus huertas ocuparon extensiones considerables en el
pasado, en el lugar donde se alzaron, más tarde, las naves industriales de la
calle Pasaje Mallol.
El
convento fue fundado en 1475, permaneciendo en uso hasta la actualidad, por lo
que conserva todos los elementos que componen un convento femenino de clausura,
compás, iglesia, portería, claustros, refectorio, enfermería, cocinas, sala de
profundis, huertas, etc. Desde el punto de vista volumétrico, destacan una
serie de volúmenes entre el conjunto edilicio, de los que cabe destacar los
tejados a dos aguas de la iglesia, a cuatro aguas de la caja de escaleras, así
como la airosa espadaña que se sitúa a los pies del templo, elementos que
sobresalen en altura del conjunto de casas que rodean al cenobio.
Su
estructura es sumamente compleja, como resultado de las reformas que se han
realizado en el transcurso de su historia. Se alternan grandes espacios vacíos
que sirven de compases, patios o jardines y construcciones de gran porte,
contrastando frente a fábricas de dimensión doméstica y configuración
laberíntica.
Al convento se accede por dos puertas, una
que abre al compás de los locutorios y otra que lo hace al compás principal o
de la iglesia. Entre ambas se sitúa la vivienda del capellán.La
primera permite acceder a la puerta reglar, los cuartos de las hermanas
porteras, la entrada al museo conventual y la capilla del Sagrado Corazón. La segunda
posee una portada de principios del siglo XVI, construida con fábrica de
ladrillo agramilado y presenta un arco conopial y un cuerpo único entre
baquetones, rematada por una hornacina de azulejos en la que figura Santa paula
abrazada a un crucifijo. Desde el compás al que da paso se accede a la iglesia
y a algunas antiguas edificaciones destinadas al servicio.
La
iglesia fue construida entre 1483 y 1489. Su estructura es de cajón de nave
única, cabecera plana con contrafuertes en diagonal y coros alto y bajo a los
pies. El presbiterio se encuentra ligeramente elevado respecto al resto del
templo.
El
interior de la iglesia presenta la típica disposición sevillana de la nave
única cubierta por artesonado mudéjar, estructura que se puede encontrar en
otros cenobios locales. En cuanto a la cubrición, la cabecera
presenta bóvedas nervadas de tracería gótica decoradas con pinturas murales,
mientras que la nave lo hace con un magnífico artesonado de Diego López de
Arenas ejecutado en 1623, con lacería, tirantes y piñas de mocárabes. Por
último, en la sacristía se conserva una interesante bóveda esquifada mudéjar,
montada sobre trompas.
En los
muros laterales de la nave de la iglesia se distribuyen una serie de retablos
embutidos en grandes vanos de medio punto, distribuyéndose en los paramentos
perimetrales una rica decoración de yeserías realizadas por Diego López Bueno
entre 1615-1623. A los pies de la nave se encuentran ubicados
los coros alto y bajo, dependencias de gran tamaño y planta rectangular
separadas en planta baja por una doble reja de hierro y el la alta por una
celosía de madera distribuida entres vanos, uno central de medio punto sobre
columnas y dos laterales rectangulares sobre los que se abre un óculo.
La
portada de la iglesia, perteneciente al llamado estilo Reyes Católicos, se
finalizó en 1504 y en ella se mezclan los estilos gótico, mudéjar y renacentista,
lo que la dota de gran originalidad.
Fue ejecutada por el escultor Pedro Millán
y el ceramista Francisco Niculoso Pisano y en ella se mezclan el ladrillo
agramilado con los arcos apuntados, alfices, flameros, láureas y medallones. La
portada, achaflanada y adosada al muro de la iglesia, parte de un vano apuntado
abocinado, con decoración en el tímpano del arco central que porta el escudo de
los Reyes Católicos. Se encuentra recorrida por baquetones góticos, enmarcado
el conjunto abocinado por un gran arco apuntado cuya rosca se presenta decorada
con paneles cerámicos entre los que se disponen siete tondos en relieve
realizados en el mismo material. Las enjutas de este gran arco también se
decoran con azulejos y relieves de ángeles con los escudos de la orden. Por
último la portada se remata por un entablamento coronado por una cenefa de
azulejos en tonos blancos y verdes sobre la que se distribuyen remates
alternados de flameros y cabezas de querubines en torno a una cruz central.
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