domingo, 8 de junio de 2014

La arquitectura regionalista del Arenal (1): El paseo de Colón


Continuando nuestra ruta por la arquitectura de primer tercio del siglo XX en Sevilla, vamos a centrar ahora nuestra atención en el barrio del Arenal. Más exactamente en el Sector 13 "Arenal" del Conjunto Histórico Declarado de la ciudad de Sevilla.

Observando el recorrido del Guadalquivir es fácil imaginar el por qué del nombre de este arrabal histórico.




El Arenal es uno de los arrabales de la ciudad histórica como los de la Macarena, San Bernardo o Triana que están fuera del recinto amurallado.


Como en otras ocasiones, hemos utilizado como principal herramienta de trabajo los Catálogos del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Sevilla, en este caso como ya hemos dicho el sector 13. El ámbito de este sector está delimitado por las calles Reyes Católicos, Marqués de Paradas, Santas Patronas, Tomás de Ibarra, Santander y Paseo de Colón.


El listado de Bienes de Interés Cultural del sector es significativo: Plaza de toros; Postigo del aceite; lienzo de muralla islámica; Atarazanas Reales; Hospital de la Caridad y Almacenes del Rey. Asimismo hay otra serie de edificaciones de carácter monumental y protección urbanística de grado "B" como las Capillas del Baratillo o de Nuestra Señora del Rosario; la Iglesia de la Carretería o cuatro edificios más que iremos abordando en las entradas del blog dedicadas al Arenal: el edificio de la Asociación Sevillana de Caridad; la modernista Casa de Pisos en Pastor y Landero 22-24; el Mercado del Postigo; y la Casa de la Maestranza en el Paseo de Colón.


Vamos a dedicar varias entradas del blog a la arquitectura del Arenal, con arreglo al siguiente plan de trabajo:

1) Paseo de Colón
2) Adriano, Arfe y Pastor y Landero
3) Albuera, Antón de la Cerda, Antonia Díaz, Aurora, Galera, General Castaños, Malhara y Narciso Campillo
4) Almansa, Marqués de Paradas, Reyes Católicos, Santas Patronas y Trastamara
5) Núñez de Balboa, Pavía, Real de la Carretería, Rodo, Santander, Temprado y Tomás de Ibarra 

Además de los Catálogos antes referidos, hemos acudido a la Base de Datos del patrimonio inmueble de Andalucía del IAPH y al manual de Villar Movellán  (Arquitectura del regionalismo en Sevilla 1900-1935)

Entrando ya en materia, según la base de datos del IAPH:

El paseo de Cristóbal Colón proporciona una fachada a la ciudad dando respuesta al otro lado del río, a la de Triana con la calle Betis. Suma de elementos singulares: edificio de las Atarazanas, la Plaza de Toros, la desparacedida Real Maestranza de Artillería, el Convento del Pópulo reconstruido como mercado, el Almacén Real de Maderas, además de la Torre del Oro o la Casa de la Moneda- no se configura como un frente continuo edificado desde el Puente de Isabel II al Salón del Cristina, hasta la regularización de Balbino Marrrón de 1858, apareciendo edificios importantes como la casa de viviendas de Adolfo Leal (1912-1918) o el edificio de la Previsión Española de Rafael Moneo (1983-87) ... y este edificio que nos ocupa (refiriéndose a las casas para Campos Peña, que veremos más adelante) 
En los números 6 y 7 del Paseo de Colón construyó Espiau y Muñoz estas dos casas de pisos en 1.926. Cuentan con protección de grado "C". El bajo de ambas casas como toda la manzana al paseo de Colón los ocupan bares de copas. Éste es el 6:



Y éste el 7:






Los números 16 a 19 del paseo corresponden a cuatro casas de pisos de Sánchez Núñez, construidas entre 1921-25 para   Manuel Campos Peña. Protección "C":





Según la Base de Datos del patrimonio inmueble de Andalucía del IAPH
            
Concebido como intervención única "como demuestra su composición a partir de un eje de simetría axial- pero cuatro accesos independientes, tiene cuatro plantas de altura y remontes de una quinta para enfatizar la composición vertical del conjunto. El arquitecto manifiesta la personalidad de su estilo en la superposición de elementos mudéjares y barrocos. 







           

La volumetría se perfila mediante el uso de remates de muros simulando espadañas, con  la incorporación de pináculos, jarrones y veletas, cubiertas de teja sobre los remontes, tejareces, balcones y cuerpos volados , todo ello reforzado por el juego cromático de elementos ornamentales de ladrillo sobre paño avitolado de color blanco. 










En el número 12 del paseo construyó Aníbal González en 1.929 la casa para la Real Maestranza de Caballería que ya es fachada inseparable de la Plaza de toros. Protección "B". Según la base de datos del IAPH:


El conjunto ofrece una acertada respuesta a los requisitos básicos de un singular emplazamiento: por una parte a la construcción de un frente continuo que crea fachada en el Paseo de Cristóbal Colón con la construcción de la Casa Sede de la Real Maestranza (1927-1929); por otra, la más difícil de relacionar con el trazado curvo de la Plaza de Toros a la que ofrece la parte trasera de su edificación, magníficamente resuelta a través del pasaje cubierto para el uso de los Maestrantes, relacionados ambos frentes mediante la construcción en curva de la esquina, convertida en protagonista de todas las perspectivas del edificio, enmarcando también el volumen cupulado de la capilla (Capilla de la Real Corporación), de una sola nave, contigua a la sede cuyas obras se inician en 1937 con planos de Aníbal González, acabándose en 1951 y abriéndose al culto en 1956, en la que se conservan magníficos enseres y mobiliario litúrgico adquiridos por los Caballeros Maestrantes tras la demolición en 1905 del convento de Regina Angelorum, ubicándose el retablo barroco de Pedro Roldán (1660), con la Virgen del Rosario con el niño, obra de Cristóbal Ramos (1668). Las obras, incluyendo la capilla, se acaban en 1956, interviniendo Aurelio Gómez Millán, Rodrigo Medina Benjumea y Fernando Barquín y Barón..







Siguiendo la ficha del Catálogo del Plan Especial del Sector, puede completarse la información precedente sobre la Casa:  
Aníbal González realizó el proyecto definitivo para la casa-residencia de la Real Maestranza de Caballería el 17 de agosto de 1927, proyecto con el que se obtuvo la licencia municipal de obras en noviembre del mismo año. En enero de 1928 se solicitó permiso para ejecutar un pasaje de comunicación con la plaza sobre la calle Circo. A la muerte de Aníbal González, fue Vicente Traver quien se encargó de la dirección de las obras, y el 8 de mayo de 1930 Aurelio Gómez Millán certificó ante el Ayuntamiento la terminación de las mismas.

La decoración de las estancias se realizó por disposición del Conde de Bulnes, sin respetar para nada el estilo del edificio de Aníbal González, dándoles un aspecto borbónico, sin tener relación alguna con la tipología sevillana; así, por ejemplo, las lámparas se realizaron en la Granja de San Ildefonso, las vidrieras artísticas se realizaron por la casa Maumegéan y los faroles de bronce, para el vestíbulo y la escalera, "copiados" de los de la época de Carlos IV. Según Alberto Villar Movellán, "la casa de la Real Maestranza de Caballería es un cambio representativo de ese otro estilo en el que Aníbal González hace dialogar el blanco de los paramentos con la piedra de las embocaduras en un neobarroco muy matizado".



La edificación responde a un estilo neobarroco atemperado inspirado en la estética de la Plaza de Toros. Su sobriedad y su clasicismo, desarrollados a través de un paramento blanco sobre el que destaca la portada principal, las jambas, las impostas y cornisas, los frontones, el escudo en piedra caliza y la arquería aligerando la esquina, son los caracteres mas representativos del edificio. La construcción se proyectó a base de muros de fábrica de ladrillo y entramados de viguería metálica.

El edificio es de planta triangular irregular, con dos plantas de altura, y en la esquina con calle Circo se resuelve poligonalmente la planta, con macizo en planta baja y logiado en planta alta. Una vez finalizado el edificio, en mayo de 1930, la empresa Sociedad Anónima de Construcciones remitió a la Real Maestranza un proyecto de capilla, diseñado por Vicente Traver, a construir en un solar adyacente al edificio y comprado por la Real Maestranza en el mes de abril del mismo año. Al ser un solar pequeño la Real Maestranza adquiere nuevos terrenos colindantes y en el solar resultante se proyecta por el arquitecto Aurelio Gómez Millán la que será la Capilla de Ntra. Sra. del Rosario. Dicha Capilla está conectada con la casa- residencia de la Real Maestranza; su planta es de cruz latina con sendos brazos cubiertos por bóvedas de cañón con lunetos entre los arcos fajones pareados y cúpula sobre pechinas en el crucero; en la parte posterior izquierda se sitúa la sacristía y una pequeña vivienda destinada al capellán del Real Cuerpo; la fachada, centrada en una portada neobarroca, con arco de medio punto entre pilastras, entablamento y hornacina superior coronada con un frontón recto y flanqueada por roleos, remates laterales, molduraje mixtilineo, bolas y una cruz superior que completaban el conjunto.

La fachada esta enmarcada y diferenciada del resto de la casa por apilastrados superpuestos, estando en consonancia con la obra de Aníbal González, respetando la molduración, tanto de la imposta como de la cornisa, y la balaustrada superior. Dicho proyecto obtuvo licencia de obras en el mes de julio de 1937, realizandose las obras intermitentemente y dirigidas hasta 1945 por Aurelio Gómez Millán y desde ese año por Rodrigo Medina y Benjumea hasta su dimisión en 1951, año en el que Fernando Barquín Barón se encargó de la dirección y otras varias vicisitudes, el 15 de diciembre de 1956 se inauguró la Capilla.

También de Aníbal González, del año 1912, la casa para Adolfo Leal en los números 24 y 25 del paseo. Protección de grado "C". Presenta fachada a calle Núñez de Balboa.



Siguiendo la base de datos del IAPH:
Se trata de un único proyecto con dos edificios de viviendas simétricos con accesos independientes. Sobre un paño que construye la volumetría de la pieza, de tres plantas de altura, se superponen avanzando sobre la línea de fachada los cuerpos simétricos que recogen los huecos, así como la vuelta de las calles con las que hace esquina. En éstas aparecen sendos torreones, de cuatro cuerpos y planta circular uno, de tres y planta rectangular el otro, que no son más que una formalización corpórea de los balcones de los ángulos. 

Predominan los elementos goticistas en la formalización de los huecos y en el propio aspecto de los torreones, recurso que Aníbal González utilizaría posteriormente con más acierto en la Casa Villamarta en la Avenida de la Constitución.


 Bien, con este inmueble de Aníbal González nos despedimos hasta una nueva entrada.





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