miércoles, 24 de septiembre de 2014

Arquitectura de la calle Feria



Casa para Manuel Moreno Felipe, Correduría 1

La calle Feria de Sevilla es a mi entender una de las calles más entrañables de la ciudad: por su nombre; por su vecindario; por su estratégica posición entre la Macarena, la Resolana, San Luis y La Alameda; porque mis padres recién casados vivieron por allá; y también por su arquitectura.

Así cuenta con la magnífica iglesia mudéjar de Ómnium Sanctorum



o con el Palacio mudéjar-renacentista de los Marqueses de la Algaba


La calle Feria tiene quizás el mercado más bonito de la ciudad



Y en el extremo contrario de la calle, ya junto a la Resolana, los Altos Colegios




Los Altos Colegios, de finales del siglo XIX, tienen una historia muy interesante y, por ello, queremos dedicarle una entrada específica.



Por lo que respecta a la arquitectura del primer tercio del siglo XX -extendiendo este período a los primeros años 40 del siglo- la calle Feria es también de gran interés. Hay una importante representación de arquitectura regionalista, tanto de edificios catalogados, pero cuyo arquitecto se desconoce, como de un buen número de casas de pisos de Espiau y Muñoz.

Asimismo, hay representación de la arquitectura modernista, destacando un edificio de Aníbal González y otro de Antonio Gómez Millán.

Igualmente hay tres señalados edificios racionalistas de los arquitectos Lupiañez Gely y Arévalo Martínez. A los dos de Feria esquina a Antonio Susillo y esquina a Relator ya nos hemos referido en otra entrada



El tercer edificio es el que encabeza esta entrada y aunque está físicamente en la calle Correduría y no en Feria, por su proximidad a los otros dos, por la autoría de los mismos arquitectos y por su relevancia, hemos querido referirnos a él.


Empezando por los edificios regionalistas, en primer lugar, esta casa de pisos en Feria 113, de mediados del siglo XX




En el 105, esta otra casa de pisos de principios del XX.




Este edificio, en el número 121 de Feria, también es de la primera mitad siglo XX.




Por último, otra casa de pisos de principios del XX en el número 85 de la calle



Pasamos ahora a conocer la producción del regionalista Espiau y Muñoz en la calle. En primer lugar este hermoso edificio de Feria esquina a Cruz Verde, construido para Mauro Labanda en 1921.





En Feria 159, de 1922, esta casa de pisos y almacén




Feria 160, del año 1930, Casa para Francisco Quejo



Y en Feria 162-64, esquina a Bécquer, de 1935, también casa para Francisco Quejo




Un par de fotos de detalle del zaguán y ascensor de la casa




La trasera del edificio en la calle Bécquer




Precisamente en Bécquer 27, esquina a Feria y Faustino Álvarez, proyectó en 1917-19 Antonio Gómez Millán esta casa de su propiedad, de corte modernista.




Y el edificio de la Sevillana de Electricidad es todo un clásico, una de las primeras obras de Aníbal González, de inspiración modernista. En otra entrada ya nos referimos a este edificio.





Como se ha dicho, el racionalismo o el Movimiento Moderno, también ha dejado su huella en la calle, con las obras de la dupla Lupiañez+Arévalo. Feria esquina a Antonio Susillo



Y Feria esquina a Relator


En Correduría 1, Lupiañez y Arévalo son también los arquitectos de este edificio. 




La web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico nos informa:


Este edificio tiene relación con el trabajo que Lupiáñez Gely venía realizando en situaciones similares para edificios residenciales, tendiendo como principal referente el edifico de Cabo Persianas. Son determinantes las condiciones geométricas de la parcela, alargada y en esquina con chaflán de escasas dimensiones que potencian aún más la situación singular de extremo en la manzana. El primer proyecto de Lupiáñez y Arévalo resolvía esta circunstancia mediante una forma curva que daba continuidad a las fachadas de las calles adyacentes, distinguiéndose las ventanas continuas y horizontales que enmarcaban la propuesta; el rewsultado era una arquitectura de claro corte funcionalista que hubiera sido referente del Movimiento Moderno en nuestra ciudad. El diseño se modificó a petición del Alcalde tras la polémica que suscitó la construcción de Cabo Persianas. El proyecto definitivo se fecha en 1944.


El edificio se vuelve más rígido a mostrar claramente las alineaciones de la parcela. La planta del proyecto original también sufrió modificaciones. Se introdujeron los cuerpos volados que existen a partir de la planta segunda lo que sin embargo supone una ampliación de las superficies interiores que Gely y Arévalo tradujeron en una racionalización de las estancias. La esquina se resuelve en el interior con una única habitación con tres fachadas y es fondo de un pasillo que conecta este espacio con la escalera de planta semicircular que se sitúa junto a la única medianera que tiene el edificio. En este sentido se produce una mayor optimización de la edificabilidad. Al exterior, se retomó un recurso clásico de composición al unir la planta baja con el principal. Esta solución permite que el edificio refuerce al exterior su verticalidad y su potente volumetría. Los huecos se racionalizaron, buscando la estandarización propia de la arquitectura moderna. Las fachadas que se ajustan a las alineaciones se construyeron con fábrica de ladrillo visto, mientras que los volúmenes que avanzan sobre la calle se enfoscaron. En planta y en alzado el edificio muestra con rotundidad la simetría que impone la parcela, y la esquina, se convierte en verdadero plano de abatimiento. Con su escasa dimensión asume con claridad la confluencia de las calles que definen este pequeño plano de fachada.



Confiando que les haya interesado esta entrada, nos despedimos, hasta pronto.

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