miércoles, 18 de mayo de 2016

Heliópolis o los Hoteles del Guadalquivir


Con el hermoso nombre de “Hoteles del Guadalquivir”, en el extremo sur del recinto de la Exposición de 1929 se ejecutó una promoción hotelera, que, con posterioridad a la muestra, se transformó en el barrio de Heliópolis.

Se trataba de 391 residencias unifamiliares de dos o tres plantas, con jardín, balcones y un torreón. Los arquitectos que elaboraron y ejecutaron el proyecto fueron los madrileños F (no he encontrado más que la inicial del nombre) Mondrilla y Alfonso Peña Boeuf. A pesar de no ser andaluces supieron imprimir un estilo “regionalista” a un conjunto residencial muy bien resuelto.

En los casi 90 años de vida del barrio han pasado por sus calles todo tipo de historias y personajes célebres (políticos, artistas…). Los chalés están muy reformados con respecto a los originales, pero el conjunto sigue siendo muy similar y está bastante bien conservado. Una anécdota, por ejemplo: en un chalé heliopolitano nació el Grupo Abengoa. Confiemos que la empresa mantenga el máximo de empleo y producción.


A fecha de hoy sólo hay dos o tres chalés en estado ruinoso y en obras y me ha llamado la atención que en una parcela exenta de edificación entre la calle Tajo y Padre García Tejero (imagino que en su día se derribaría un chalé) se ha construido el chalé más joven del barrio, bastante chocante con el entorno..


En la actualidad, además de viviendas unifamiliares hay implantados otros muchos usos terciarios en los chalés: residencias de estudiantes; residencia de personas mayores; residencias de congregaciones religiosas católicas; Iglesia de la Cienciología; Colegio Oficial de Veterinarios; Consulado de Rumanía: estudio de arquitectura; inmobiliaria; restaurante Cambados o Jamaica… y hasta un hotel de tres estrella, el Hotel Holos (este merece el nombre de Hotel del Guadalquivir)


Yo tuve la suerte de vivir desde los 4 años hasta los veintimuchos en uno de los Hoteles del Guadalquivir. En aquella vivienda, cuya foto actual les muestro como última fotografía, vivíamos mis padres y sus once hijos. Comprenderán ustedes el cariño que le tengo a Heliópolis y que estos serán siempre los mejores hoteles en los que podrá uno morar.


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