Con el hermoso nombre de “Hoteles del Guadalquivir”, en el extremo sur del
recinto de la Exposición de 1929 se ejecutó una promoción hotelera, que, con
posterioridad a la muestra, se transformó en el barrio de Heliópolis.
Se trataba de 391 residencias unifamiliares de dos o tres plantas, con
jardín, balcones y un torreón. Los arquitectos que elaboraron y ejecutaron el
proyecto fueron los madrileños F (no he encontrado más que la inicial del
nombre) Mondrilla y Alfonso Peña Boeuf. A pesar de no ser andaluces supieron
imprimir un estilo “regionalista” a un conjunto residencial muy bien resuelto.
En los casi 90 años de vida del barrio han pasado por sus calles todo tipo
de historias y personajes célebres (políticos, artistas…). Los chalés están muy
reformados con respecto a los originales, pero el conjunto sigue siendo muy
similar y está bastante bien conservado. Una anécdota, por ejemplo: en un chalé
heliopolitano nació el Grupo Abengoa. Confiemos que la empresa mantenga el
máximo de empleo y producción.
A fecha de hoy sólo hay dos o tres chalés en estado ruinoso y en obras y me
ha llamado la atención que en una parcela exenta de edificación entre la calle
Tajo y Padre García Tejero (imagino que en su día se derribaría un chalé) se ha
construido el chalé más joven del barrio, bastante chocante con el entorno..
En la actualidad, además de viviendas unifamiliares hay implantados otros
muchos usos terciarios en los chalés: residencias de estudiantes; residencia de
personas mayores; residencias de congregaciones religiosas católicas; Iglesia
de la Cienciología; Colegio Oficial de Veterinarios; Consulado de Rumanía:
estudio de arquitectura; inmobiliaria; restaurante Cambados o Jamaica… y hasta
un hotel de tres estrella, el Hotel Holos (este merece el nombre de Hotel del
Guadalquivir)
Yo tuve la suerte de vivir desde los 4 años hasta los veintimuchos en uno
de los Hoteles del Guadalquivir. En aquella vivienda, cuya foto actual les
muestro como última fotografía, vivíamos mis padres y sus once hijos.
Comprenderán ustedes el cariño que le tengo a Heliópolis y que estos serán
siempre los mejores hoteles en los que podrá uno morar.
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